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sábado, 15 de enero de 2011

Palabra para la Misión: “Este es el Cordero...”: un anuncio cargado de Misión

II Domingo del Tiempo Ordinario - Año A
Domingo 16.1.2011 - Por EUNTES

Isaías 49,3.5-6 / Salmo 39 / 1Corintios 1,1-3
Juan 1,29-34

Reflexiones

Continúa la epifanía, la manifestación de Jesús. Después de la estrella de los magos y del bautismo en el Jordán, es otra vez Juan el Bautistaquien señala con insistencia a Jesús como al Cordero de Dios (Evangelio). Juan ha ido creciendo en su conocimiento de Jesús: antes no lo conocía (v. 31.33), o lo conocía probablemente solo como su pariente. Ahora lo proclama Cordero de Dios (v. 29), lleno del Espíritu, e incluso el que ha de bautizar con Espíritu Santo (v. 33), Hijo de Dios (v. 34). Juan el Bautista lo declara presente: “Este es el Cordero de Dios...”, el que carga sobre sí y, de esta manera, quita el pecado del mundo (v. 29); ); es decir, todos los pecados. Jesús aquí no hace uso de mecanismos jurídicos exteriores, tales como la condonación, el indulto o la amnistía; Él bautiza en el Espíritu Santo; se trata, pues, de la inserción en el corazón de las personas de un dinamismo nuevo, el Espíritu (v. 33), la fuerza del amor, la única energía vencedora sobre todo mal humano. Justamente, porque tan solo el amor transforma y sana el corazón.

El segundo canto del Siervo de Yahvè (I lectura) contiene una prefiguración temática del Bautismo de Jesús. Él es el verdadero ‘talya’ (palabra aramea utilizada por Juan el Bautista para decir cordero y siervo): es el cordero pascual, inmolado, que quita, cargándolos sobre sí mismo, los pecados del mundo entero; el siervo, llamado desde el vientre materno (v. 5), que se convierte en luz de las naciones, con una misión universal de salvación que sobrepasa los límites nacionales para llegar hasta el confín de la tierra (cf v. 6; Lc 2,30-32; Hechos 13,47). El salmo responsorial canta la disponibilidad de Jesús –y de la Iglesia evangelizadora– para asumir esta misión sin fronteras: “¡Aquí estoy, Señor…!”


La expresión “Cordero de Dios”, utilizada por el Bautista, está cargada de evocaciones bíblicas y de aplicaciones misioneras. Evoca, ante todo, al cordero pascual, cuya sangre fue signo de salvación del exterminio en la noche del éxodo de Egipto (Éx 12,23); evoca, además, la imagen del Siervo sufriente y silencioso, que cargaba con el pecado de la muchedumbre (cf Is 53,12); y finalmente, la expresión del Bautista remite al sacrificio de Abraham, en el que Isaac se salvó y Dios mismo proveyó el cordero para el holocausto (Gn 22,7-8): no ya el unigénito hijo de Abraham, sino el unigénito Hijo de Dios mismo. Es posible que Juan el Bautista, educado, quizás, en la escuela de los esenios de Qumrán, tuviera esta amplia comprensión de la expresión ‘cordero de Dios”. La tenían también, aunque en medida diferente, muchos píos israelitas, entre los cuales, ciertamente, María, Juan evangelista…


El progresivo descubrimiento e identificación con Jesús hacen de Juan el Bautista un modelo para la Iglesia misionera y, en ella, para cada evangelizador y evangelizadora: Juan cree en Jesús, lo reverencia, lo anuncia presente, da testimonio de Él hasta derramar su sangre. La Iglesia sigue señalando a Jesús con las palabras de Juan; lo hace en la Eucaristía-comunión: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado...”, y en el anuncio y servicio propios de la misión. El mensaje misionero de la Iglesia será tanto más eficaz y creíble cuanto más sea –al igual que en Juan el Bautista– fruto de libertad, austeridad, valentía, profecía, expresión de una Iglesia servidora del Reino, firme en “hacer causa común” (S. Daniel Comboni) con la familia humana en sus sufrimientos y profundas aspiraciones. Solo así, como para Juan el Bautista, la palabra del misionero estará en el origen de nuevos discípulos de Jesús (cf Jn 1,35-37).


Esta ha sido también la vocación misionera de Pablo, apóstol enamorado de Jesucristo: lo menciona 4 veces en los 3 versículos de la II lectura. Su amplio saludo a todos los consagrados por Cristo Jesús (bautizados), sintoniza muy bien con la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (18-25 de enero). El Ecumenismo y la Misión constituyen un binomio vital e irrenunciable para la Iglesia de Jesús. (*) Incluso el tiempo litúrgico llamado ordinario, en el cual hemos entrado, es siempre un tiempo fuerte y específico para la misión, ya que esta es la naturaleza misma de la Iglesia: la misión no está reservada solamente para algunas circunstancias, fiestas o colectas de solidaridad, sino que es coextensiva, está estrechamente ligada a la vida de la Iglesia y es capaz de fermentar todas sus actividades. (**)



Palabra del Papa

(*) “La división de los cristianos perjudica a la causa santísima de la predicación del Evangelio a toda criatura y cierra a muchos las puertas de la fe... Todos los bautizados son llamados a reunirse en una única grey y poder dar así ante las gentes, unánimemente, testimonio de Cristo, su Señor”.

Decreto conciliar Ad Gentes, 6

(**) “Las Iglesias locales han de incluir la animación misionera como elemento primordial de su pastoral ordinaria en las parroquias, asociaciones y grupos, especialmente los juveniles”.

Juan Pablo II
Encíclica Redemptoris Missio (1990) n. 83


Siguiendo los pasos de los Misioneros

- 16/1: Día Mundial del Migrante y del Refugiado. Tema para 2011: “Una sola familia humana”.
- 16/1: SS. Berardo y otros cuatro franciscanos, enviados por S. Francisco a Marruecos a predicar el Evangelio a los musulmanes; fueron matados (+1226) por orden de un jefe islámico.
- 16/1: B José Vaz (1651-1711), sacerdote de la India, de la Congregación del Oratorio, misionero infatigable en Sri Lanka.
- 16/1: B. Pablo Manna (1872-1952), sacerdote del PIME, misionero en Birmania, fundador de la Pontificia Unión Misional, para la difusión del espíritu misionero en las comunidades cristianas. Se celebra el 16/1, por la cercanía con la Semana por la Unidad de los Cristianos, que él promovió.
- 17/1: S. Antonio abad (+356), llamado “padre de los monjes” en Egipto y defensor de la fe.
- 18-25/1: Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. La unidad de la Iglesia está orientada también a la misión: “...para que el mundo crea” (Jn 17,21). Tema para 2011: “Unidos en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en la oración" (cf Hch 2,42).
- 20/1: B. Cipriano Miguel Iwene Tansi (1903-1964), sacerdote diocesano de Onitsha (Nigeria) y después monje trapense, que inició esta forma de vida contemplativa para África.
- 20/1: Recuerdo del P. Alejandro Valignano (1539-1606), misionero en Asia y superior provincial de los Jesuitas en el Extremo Oriente (India, China, Japón...); murió en Macao.
- 22/1: S. Vicente Pallotti (1795-1850), fundador de los Pallottinos/as, promotor de las misiones y del apostolado de los laicos; el Papa Pío XI lo llamó “Precursor de la Acción Católica”.
- 22/1: B. Laura Vicuña, nacida en Chile y fallecida en Argentina a la edad de 13 años (+1904). Ofreció su vida por la conversión de su madre.

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WebJCP | Abril 2007