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Por OMPRESS
* Angola, un país que se cicatriza de la guerra
* La Infancia Misionera colabora con el "especial" hogar para niños de Uige, Angola
* El obispo de Coria-Cáceres: "Siempre es Navidad en el corazón de los niños"
* Fallece el misionero mallorquín Jaume Moragues
Angola, un país que se cicatriza de la guerra
OMPRESS-MADRID (1-12-10) Este año 2010 la Infancia Misionera ha destinado 64.000 dólares a diversos proyectos de ayuda a niños en Angola. Han pasado los años de guerra en los que la Infancia misionera no abandonó las ayudas a este país, en muchos casos ayudas de extrema necesidad.
Como han expresado hace un mes los obispos de Angola en una nota con motivo del 35 aniversario de la independencia del país, de estos años 27 han sido de guerra y 8, estos últimos, de paz.
Esto ha permitido un gran desarrollo de la Infancia Misionera en el caso de Kunje donde los pequeños misioneros suman más de 1.000, un signo de la normalización de la situación en la pastoral de la Iglesia en Angola. Aún así todavía preocupa situaciones de inseguridad, hambre y violencia. Como decían los obispos congoleños en una nota “en el periodo de la guerra se abrieron muchas heridas en el corazón de los angoleños que, felizmente se están cicatrizando. Roguemos al Señor que esta cura sea completa sin peligro de recaída.”
La Infancia Misionera colabora con el “especial” hogar para niños de Uige, Angola
OMPRESS-MADRID (1-12-10) El Lar de Sâo José (el hogar de San José) está en Uige, una localidad del norte de Angola, que antes de la guerra que tantos años ha azotado al país fue un gran centro de producción de café. Este hogar es una pequeña casa de acogida de la que se ocupan las hermanas Mensajeras de Cristo, una congregación de religiosas africanas.
No es muy grande y este año la casa acoge a 32 niños. Otros años ha acogido más, pero el número nunca supera los cuarenta.
Lo que hace especial el Lar de Sâo José y a quienes lo habitan es el peligro que corren y las circunstancias que han llevado a estos menores a verse acogidos y sin familia. Se trata de niños acusados de brujería. Si en una aldea alguien muere sin una explicación clara cualquiera puede ser acusado de brujería. Si se trata de un niño este será rechazado por su familia y pasará a convertirse, si llega a alguna localidad grande, en un chico de la calle.
En el Lar las hermanas tratan de lograr que los niños olviden lo que han sufrido y tengan un futuro mejor, ofreciéndoles la mejor educación que pueden, convirtiéndose en su familia.
Desde el año 2006 la Infancia Misionera ha asumido la tarea de colaborar con este hogar tan especial y cada año, con un pequeño subsidio de 3.500 dólares, colabora en la alimentación, el vestido y el material escolar que necesitan estos niños. La comunidad cristiana local se suma con gran generosidad en el sostenimiento de esta casa de acogida.
El obispo de Coria-Cáceres: “Siempre es Navidad en el corazón de los niños”
OMPRESS-CÁCERES (1-12-10) Mons. Francisco Cerro Chaves, obispo de Coria-Cáceres, como suele hacer todos los años ante la llegada de la Navidad, se dirige a los niños de su diócesis a través de la siguiente carta:
“Queridos niños: Cuando yo era pequeño, tenía la costumbre de tirar piedras a una charca de mi pueblo, Malpartida de Cáceres. Observaba las ondas que surgían y cómo de forma expansiva llegaban hasta la orilla. Siempre me gustó contemplar la naturaleza como obra de Dios.
En Navidad comenzó una bella historia de amor: Jesús ha sido la piedra preciosa que Dios nuestro Padre ha depositado en el mundo.
Desde su venida comenzó a irradiar ondas de amor. La primera onda llegó al corazón de la Virgen. La segunda, a los pastores y a los magos. Después a la gente sencilla de Israel y así, sucesivamente, llegó su onda de amor hasta nosotros.
Los misioneros son la onda de Jesús. Llevan, hasta el último rincón del mundo, los regalos de Dios: alimentos y sacramentos, medicinas y escuelas. Son muy generosos, porque dan a los demás lo que han recibido gratuitamente. Yo conozco a muchos misioneros y os puedo decir que son muy buenos.
Tú, también, eres onda de Dios si tienes:
-OJOS atentos para ver lo mucho que Dios te ama y lo que sucede en el mundo.
-MANOS EXTENDIDAS para acoger y compartir con los niños que no conocen a Jesús o carecen de lo necesario para vivir. ¡Qué pena da ver morir a tantos niños de hambre!
-CORAZÓN ARDIENTE para amar y rezar por todos.
-PIES LIGEROS para ir en ayuda de todo el que te necesite.
Os invito a contemplar, con gratitud, lo grande que es el amor de Jesús: nos ha convertido en millonarios del amor. Pensad durante estos preciosos días de Navidad en todo lo que habéis recibido. Dadle gracias y no olvidéis que, en el rostro de millones de niños desamparados, está Dios invitándonos a compartir.
Si quieres, puedes responderme a esta pregunta: ¿cómo puedes tú ser onda de amor en el mundo? Os prometo que contestaré, como siempre, a todas vuestras cartas. No tardéis.
¡Feliz Navidad para ti y tu familia!”
Fallece el misionero mallorquín Jaume Moragues
OMPRESS-MALLORCA (1-12-10) El pasado 26 de noviembre fallecía el misionero mallorquín Jaume Moragues, después de que en 1992, debido a su edad y a una grave enfermedad se vio obligado a volver de Burundi a Mallorca, lugar donde había pasado más de 40 años de su vida. “El padre Moragues nos dejó como siempre vivió, sin hacer ruido, sin molestar, ayudando a los demás. Que podamos compartir todos juntos con él, el día del señor, en la vida, el amor y la paz que no tienen fin”, manifiestan desde la Delegación de Misiones de Mallorca.
La presencia de la Iglesia mallorquina en Burundi le tiene a él como precedente. Mallorquín, Padre Blanco, fue el primero en ir a Burundi, en abril de 1951 y después se hizo sacerdote incardinado en la diócesis de Gitega. Siempre estuvo dispuesto a trabajar en lo que hiciese falta, recorrió todo Burundi pues siempre iba a donde nadie se atrevía. Después de 40 años, coincidió con otros dos mallorquines en Nyabikere y se incardinó en la diócesis de Mallorca. Tenía un perfecto conocimiento de la lengua y la historia del país, esto le permitía relacionarse y entender mejor las necesidades de la población. Al padre Moragues no se le veía como un simple misionero, además de su labor evangelizadora se le conocía por ser una persona activa y preocupada por la mejora de las condiciones de vida de las personas que residían en cualquier lugar de África.
* La Infancia Misionera colabora con el "especial" hogar para niños de Uige, Angola
* El obispo de Coria-Cáceres: "Siempre es Navidad en el corazón de los niños"
* Fallece el misionero mallorquín Jaume Moragues
OMPRESS-MADRID (1-12-10) Este año 2010 la Infancia Misionera ha destinado 64.000 dólares a diversos proyectos de ayuda a niños en Angola. Han pasado los años de guerra en los que la Infancia misionera no abandonó las ayudas a este país, en muchos casos ayudas de extrema necesidad.
Como han expresado hace un mes los obispos de Angola en una nota con motivo del 35 aniversario de la independencia del país, de estos años 27 han sido de guerra y 8, estos últimos, de paz.
Esto ha permitido un gran desarrollo de la Infancia Misionera en el caso de Kunje donde los pequeños misioneros suman más de 1.000, un signo de la normalización de la situación en la pastoral de la Iglesia en Angola. Aún así todavía preocupa situaciones de inseguridad, hambre y violencia. Como decían los obispos congoleños en una nota “en el periodo de la guerra se abrieron muchas heridas en el corazón de los angoleños que, felizmente se están cicatrizando. Roguemos al Señor que esta cura sea completa sin peligro de recaída.”
La Infancia Misionera colabora con el “especial” hogar para niños de Uige, Angola
OMPRESS-MADRID (1-12-10) El Lar de Sâo José (el hogar de San José) está en Uige, una localidad del norte de Angola, que antes de la guerra que tantos años ha azotado al país fue un gran centro de producción de café. Este hogar es una pequeña casa de acogida de la que se ocupan las hermanas Mensajeras de Cristo, una congregación de religiosas africanas.
No es muy grande y este año la casa acoge a 32 niños. Otros años ha acogido más, pero el número nunca supera los cuarenta.
Lo que hace especial el Lar de Sâo José y a quienes lo habitan es el peligro que corren y las circunstancias que han llevado a estos menores a verse acogidos y sin familia. Se trata de niños acusados de brujería. Si en una aldea alguien muere sin una explicación clara cualquiera puede ser acusado de brujería. Si se trata de un niño este será rechazado por su familia y pasará a convertirse, si llega a alguna localidad grande, en un chico de la calle.
En el Lar las hermanas tratan de lograr que los niños olviden lo que han sufrido y tengan un futuro mejor, ofreciéndoles la mejor educación que pueden, convirtiéndose en su familia.
Desde el año 2006 la Infancia Misionera ha asumido la tarea de colaborar con este hogar tan especial y cada año, con un pequeño subsidio de 3.500 dólares, colabora en la alimentación, el vestido y el material escolar que necesitan estos niños. La comunidad cristiana local se suma con gran generosidad en el sostenimiento de esta casa de acogida.
El obispo de Coria-Cáceres: “Siempre es Navidad en el corazón de los niños”
OMPRESS-CÁCERES (1-12-10) Mons. Francisco Cerro Chaves, obispo de Coria-Cáceres, como suele hacer todos los años ante la llegada de la Navidad, se dirige a los niños de su diócesis a través de la siguiente carta:
“Queridos niños: Cuando yo era pequeño, tenía la costumbre de tirar piedras a una charca de mi pueblo, Malpartida de Cáceres. Observaba las ondas que surgían y cómo de forma expansiva llegaban hasta la orilla. Siempre me gustó contemplar la naturaleza como obra de Dios.
En Navidad comenzó una bella historia de amor: Jesús ha sido la piedra preciosa que Dios nuestro Padre ha depositado en el mundo.
Desde su venida comenzó a irradiar ondas de amor. La primera onda llegó al corazón de la Virgen. La segunda, a los pastores y a los magos. Después a la gente sencilla de Israel y así, sucesivamente, llegó su onda de amor hasta nosotros.
Los misioneros son la onda de Jesús. Llevan, hasta el último rincón del mundo, los regalos de Dios: alimentos y sacramentos, medicinas y escuelas. Son muy generosos, porque dan a los demás lo que han recibido gratuitamente. Yo conozco a muchos misioneros y os puedo decir que son muy buenos.
Tú, también, eres onda de Dios si tienes:
-OJOS atentos para ver lo mucho que Dios te ama y lo que sucede en el mundo.
-MANOS EXTENDIDAS para acoger y compartir con los niños que no conocen a Jesús o carecen de lo necesario para vivir. ¡Qué pena da ver morir a tantos niños de hambre!
-CORAZÓN ARDIENTE para amar y rezar por todos.
-PIES LIGEROS para ir en ayuda de todo el que te necesite.
Os invito a contemplar, con gratitud, lo grande que es el amor de Jesús: nos ha convertido en millonarios del amor. Pensad durante estos preciosos días de Navidad en todo lo que habéis recibido. Dadle gracias y no olvidéis que, en el rostro de millones de niños desamparados, está Dios invitándonos a compartir.
Si quieres, puedes responderme a esta pregunta: ¿cómo puedes tú ser onda de amor en el mundo? Os prometo que contestaré, como siempre, a todas vuestras cartas. No tardéis.
¡Feliz Navidad para ti y tu familia!”
Fallece el misionero mallorquín Jaume Moragues
OMPRESS-MALLORCA (1-12-10) El pasado 26 de noviembre fallecía el misionero mallorquín Jaume Moragues, después de que en 1992, debido a su edad y a una grave enfermedad se vio obligado a volver de Burundi a Mallorca, lugar donde había pasado más de 40 años de su vida. “El padre Moragues nos dejó como siempre vivió, sin hacer ruido, sin molestar, ayudando a los demás. Que podamos compartir todos juntos con él, el día del señor, en la vida, el amor y la paz que no tienen fin”, manifiestan desde la Delegación de Misiones de Mallorca.
La presencia de la Iglesia mallorquina en Burundi le tiene a él como precedente. Mallorquín, Padre Blanco, fue el primero en ir a Burundi, en abril de 1951 y después se hizo sacerdote incardinado en la diócesis de Gitega. Siempre estuvo dispuesto a trabajar en lo que hiciese falta, recorrió todo Burundi pues siempre iba a donde nadie se atrevía. Después de 40 años, coincidió con otros dos mallorquines en Nyabikere y se incardinó en la diócesis de Mallorca. Tenía un perfecto conocimiento de la lengua y la historia del país, esto le permitía relacionarse y entender mejor las necesidades de la población. Al padre Moragues no se le veía como un simple misionero, además de su labor evangelizadora se le conocía por ser una persona activa y preocupada por la mejora de las condiciones de vida de las personas que residían en cualquier lugar de África.
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