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MISIONEROS EN CAMINO: SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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lunes, 1 de noviembre de 2010

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


Una santidad paradójica

Bajo el hálito del Espíritu, surgen en la historia de la salvación y en la historia de la iglesia “distintos modelos de santidad”. Ya desde las páginas de la Biblia, hay modelos de santidad paradójicos y contradictorios. Modelos de santidad de “desobediencia”, como las parteras de Egipto que desobedecieron la orden del Faraón y, gracias a ellas, ¡Moisés, nada menos! fue salvado (Ex 1,17ss); y qué decir de la estrategia creativa de su madre y su hermana Miriam (Ex 2,1-9). Hay modelos de santidad de “rebeldía”, como Débora (Ju 4-5). Modelos de santidad de “astucia”, como Ester; de valentía y riesgo, como Ruth; de aplomo en el reclamo de sus derechos, como las hijas de Selofjad (Nm 27), que no tuvieron miedo de apelar a la máxima autoridad para reclamar que no hubiera discriminación de sexo en un asunto legal. Modelos “terribles” como Judit, que corta la cabeza de Holofernes (Jdt 13).

Hay modelos de santidad “para la vida” que se expresa en las mujeres profetas, como Miriam, que guía al pueblo de Dios cantando a la cabeza del Éxodo (Ex 15); como Judá que inspira, apoya y guía la reforma al rey Josías (2 Re 22); como las mujeres profetisas de los Hechos de los Apóstoles, que anuncian la vida nueva derramada por el Espíritu (Hch 2,17). Una santidad de “lágrimas por la justicia”, como Raquel que llora por los hijos muertos, víctimas inocentes del Herodes de turno (Jr 31,15). Santidad de “la oración continua”, con la insistencia confiada de la mujer conocedora del corazón de Dios (Mt 15,21ss).

Hay una santidad del “perfume” y de la proclamación valiente, enamorada, silenciosa y regalada a Jesús, como el Ungido, el Cristo, a través del nardo derramado capaz de dar fragancia a la iglesia y al mundo entero. Este modelo de santidad escandaliza a los que se ocupan de contabilidades, de sociedades de consumo, de afán de poder… porque es una santidad de la buena noticia, del derroche, de la gratuidad, de las personas movidas por el Amor (Jn 12,1-11; Mc 14,3-9).

La mayoría son modelos de santidad que molestan. No sabemos qué hacer con ellos, los olvidamos, no los leemos, no nos parecen “piadosos” ni nos inspiran devoción. Tal vez un día como hoy, la invitación es a integrar la santidad paradójica, la santidad que nos sorprende. Abrirnos al Dios de las sorpresas y a las manifestaciones del amor que siempre crean y hacen algo nuevo sin proponérselo. Invitar hoy a dejar al Espíritu en su novedad total y creativa, capaz de inventar constantemente en las distintas situaciones de la vida las más variadas respuestas.

Lo fundamental es descubrir que en ellas y ellos actuó el Dios de la Vida, ya sea resistiendo a la orden de la muerte dada por el Faraón o engendrando la vida secreta del Padre en la sombra del Espíritu, como en María. Lo importante es la manifestación del Dios de la Vida que nos lleva a admirar la santidad más allá de nuestros “santos conocidos”. Hablar de la vida desde el punto de vista de Dios es hablar del Espíritu Santo, del cual decimos en el Credo que es el “Dador de Vida”.

Conviene señalar que el Catecismo de la Iglesia Católica, reconoce y rescata estas mujeres santas: “Las mujeres santas como Sara, Rebeca, Raquel, Miriam, Débora, Ana, Judit y Ester conservaron viva la esperanza de la salvación de Israel. De ellas la figura más pura es María (cf Lc 1,38)” (n 64). Son mujeres de fe, henchidas de la Fuerza de Dios, del Espíritu Santo, que anuncian la vida imposible y la terca esperanza. Es por lo que queremos estar en su compañía y dar gracias por esta “comunión de las santas”. Ellas muestran el camino de la fe y de la relación con Dios y nos invitan a caminarlo. En nuestro mundo actual, donde no son habituales los referentes, nos urge tener santos y santas que hagan emerger la vida: vino nuevo en odres nuevos. Para eso necesitamos personas con corazón y ojos nuevos, que posean criterios de vida que tengan como ley suprema el mandamiento del amor y aporten cierto toque de “santidad paradójica” a nuestras estructuras anquilosadas.


MARICARMEN MARTÍN
carmen@dabar.net




DIOS HABLA

APOCALIPSIS 7,2 4.9 14
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: «No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios». Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel. Después de esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: «¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!» Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: «Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén». Y uno de los ancianos me dijo: «Ésos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?» Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás». Él me respondió: «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero».

I JUAN 3,1 3
Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.

MATEO 5,1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».




EXEGESIS

PRIMERA LECTURA

El Apocalipsis es probablemente el libro del Nuevo Testamento más ajeno a la mentalidad moderna (no a los brotes esotéricos y milenaristas de ciertas sectas). Conviene no dejarse desorientar por la simbología y escenografía barrocas de este género literario tan típicamente intertestamentario.

En términos generales esta perícopa habla de la comunidad cristiana en dificultades – tema de todo el escrito – protegida por Dios en este mundo no en el sentido de librarla inmediatamente de tales tribulaciones, sino de darle fortaleza y esperanza para afrontarlas.

Los vv 7,1-8 en su conjunto presentan tal protección divina en un mundo de malvados. Es de notar que la literatura apocalíptica no matiza demasiado. Buenos y malos están muy bien divididos. No hay que tomarlo como una descripción de la realidad y menos para justificar posturas maniqueas, sino como una simplificación aclaratoria de actitudes.

Todo el párrafo tiene un fuerte matiz simbólico para indicar que Dios protege a su iglesia como muestra el número 144.000 (doce veces doce mil, número perfecto multiplicado por sí mismo) para hablar de la totalidad de que están todos los que tienen que estar. Tomarlo literalmente como han hecho algunos grupos conduce a aberraciones.

Los vv. 7,9-14 se refieren a la comunidad celeste, culminación de la actual. Lo esencial es la glorificación que esa comunidad hace de Dios y de Cristo, el Cordero en la terminología de muchas partes del Apocalipsis. Todo ello se lleva a cabo por la acción de Cristo, por su Muerte y Resurrección. Blanquear y lavar son metáforas también de los efectos de esa acción, con especial énfasis en los sufrimientos del Señor, dada la situación de la comunidad a que se dirige el escrito.

El párrafo, fuera de todo exclusivimo es una referencia a todos los que intentan seguir a Cristo en su vida. Él es quien los va a llevar al final feliz.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net



SEGUNDA LECTURA

El tema del amor domina esta Primera de Juan. Es el centro mismo del mensaje. Verdaderamente este autor ha entendido perfectamente en qué consiste el centro del mensaje.

Así, en este comienzo de la tercera parte del escrito recuerda una vez más el profundo misterio del amor divino que nos ha hecho realmente hijos suyos. No “de adopción” en un sentido secundario. No somos hijos de Dios como de segunda división., sino verdaderos hijos, participantes del ser divino del Hijo. Porque Dios nos ama verdaderamente, el mayor misterio de todos sólo “comprensible” pensando que Dios es amor por sí mismo y no por ninguna otra razón (cfr. 1 Jn 4,8).

Asentado este punto central el autor insiste en que todavía falta para que eso que ya somos se revele totalmente y produzca todos sus efectos, individual y colectivamente. No hay ingenuidad ni optimismo banal. Pero tampoco dejarse vencer por las experiencias negativas, también colectivas e individuales. Se trata, en el fondo, de un profundo acto de fe experiencial.

La razón de poner esta lectura en la fiesta de Todos los Santos es recordarnos que la verdadera santidad no se identifica con las conductas, los ascetismos, ni nada humano, sino en la relación gratuita de Dios (1 Jn 4,10: Él nos amó primero) con los seres humanos y la adecuada respuesta de éstos a Él y en la consiguiente entrega a los demás. Es un recuerdo y apelación a lo básico del mensaje cristiano.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net

EVANGELIO

1. Aclaraciones al texto
V.1 Se sentó y se acercaron sus discípulos. Maestro sentado en el suelo y discípulos alrededor suyo: fotografía de una clase en Israel en tiempos de Jesús.
V.2 Pobres en el espíritu: pobres que viven la pobreza como resultado de una actitud y una decisión personales.
V.4 Dichosos los sufridos. A la luz del Sal.37,11, sufridos o mansos (traducción más habitual) son los que carecen de lo suficiente para vivir por haber sido expoliados.
V.5 Dichosos los que lloran. A la luz de Is.61,2-3, es el llanto que tiene su origen en la opresión.
V.6 Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia. V.10 Dichosos los perseguidos por causa de la justicia. El término justicia designa la relación adecuada con alguien, hombre o Dios; en el evangelio de Mateo el término justicia es sinónimo de voluntad de Dios.
V.7 Dichosos los misericordiosos. No se trata de un mero sentimiento, sino de una ayuda. Misericordiosos son los que prestan ayuda.
V.8 Limpios de corazón:los que no abrigan malas intenciones. Sabido es que en la simbología antropológica semítica corazón es el equivalente de cabeza en la simbología antropológica occidental. La limpieza de corazón es la transparencia, la ausencia de segundas intenciones o de propósitos inconfesados.
V.9 Dichosos los que trabajan por la paz. El concepto hebreo de paz va más allá de la simple ausencia de guerra. Denota prosperidad, buenas relaciones, tranquilidad, en suma, felicidad.
Vs.3 y 10: porque de ellos es...; vs.4-9: porque heredarán, serán consolados, quedarán saciados, alcanzarán misericordia, verán a Dios, se llamarán Hijos de Dios. Presentes y futuros. Este empleo de los tiempos verbales no obedece a criterios temporales sino a enunciados de validez permanente y universal, tanto hoy como mañana, tanto en esta vida como en la otra. Actualidad y promesa; presente y futuro; ahora y después; realidad ya existente y realidad esperada, pero siempre realidad, la realidad derivada del Dios eternamente presente. Es Dios, en efecto, quien está detrás de todas las bienaventuranzas, aunque no se lo mencione por su nombre, pues un judío jamás pronunciaba el nombre Dios por respeto a Él. De ahí el uso de sinónimos o de circunloquios: reino de los cielos por reino de Dios; serán consolados por Dios los consolará; quedarán saciados por Dios los saciará; etc.
V.11 En esta ocasión, el original griego ni siquiera emplea verbo. Textualmente: vuestra recompensa grande en el cielo. Transposición: Dios es vuestra gran recompensa.

2.Texto
Enseñanza de Jesús a sus discípulos, no al gentío en general. Enseñanza abierta a todos, enseñanza de la que nadie queda excluido, pero enseñanza que sólo cobra sentido en quien es discípulo de Jesús, en quien tiene por norte y guía de su vida a la voluntad de Dios.
Salta a la vista que, en esta ocasión, la enseñanza no son contenidos doctrinales sino palabras de ánimo a quienes por ser discípulos de Jesús (por mi causa, v.18) lo pasan mal.
Palabras de ánimo en razón de haber adoptado actitudes y comportamientos que van contracorriente y que, precisamente por eso, colocan al discípulo de Jesús en el blanco de la burla, del odio y de la persecución.
A este discípulo, Jesús le trae a Dios a su vida, se lo hace sentir cercano, protector, defensor.

3. Comprensión actualizante
Leído en el contexto litúrgico del día, el texto se adentra en el tramo correspondiente al más allá humano, cuando el futuro, que para el discípulo de Jesús siempre es Dios, adquiere plenitud de intensidad y de sentido. En esta plenitud están los discípulos que nos han precedido.
Enseñanza nada convencional. Palabras cercanas. Palabras impagables: por quien las dice y por lo que representan para el que las escucha. Palabras que han dado y siguen dando firmeza y entereza a tanta gente que ha descubierto a Jesús. Palabras que sólo desde el odio, la mezquindad o la cortedad se pueden tergiversar y malinterpretar como resignación o alienación en el acá humano, cuando no son sino fuerza y consuelo de Dios a personas hechas y derechas, que se han declarado disponibles a colaborar con Jesús en la tarea de dar sentido al universo humano, en medio de la dificultad, la dureza y el riesgo. Son éstas las personas que se han adentrado en la plenitud de Dios y que, desde ella, vienen hoy a nuestro encuentro para animarnos a ser también nosotros personas hechas y derechas, desde unas actitudes que no siempre gozan de prestigio humano, pero que son las únicas que prestigian al hombre.
En las palabras de Jesús alienta la realidad del Reino de los Cielos, realidad presente y futura a la vez y, por ello mismo, alternativa real y no de evasión.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net



NOTAS PARA LA HOMILIA

La Iglesia celebra hoy una solemnidad dedicada a todos los santos. Muchos santos son reconocidos por todos como tales, pues la Iglesia los ha declarado y los ha incluido en su elenco de personas ejemplares que han seguido a Jesús en este mundo de un modo heroico. Hay otros cristianos ejemplares que nos han precedido en la vida o que han vivido con nosotros y disfrutan de la gloria de Dios en el cielo y no están en la lista oficial de santos y beatos. Son cristianos anónimos que, desde los primeros tiempos de la Iglesia y hasta hoy han vivido la vida temporal en la santidad, con virtudes heroicas, con estrechísima unión con Jesucristo, con Santa María, nuestra Madre, y con los santos que han inspirado su vivir y su andar de cada día. Algunos de ellos, los mártires, han llegado, incluso a dar la propia vida por Jesús y por el Evangelio. A todos estos cristianos anónimos los celebra hoy la liturgia de la Iglesia con una misma celebración, con un mismo reconocimiento y con los mismos honores. Esa muchedumbre inmensa que Juan veía en el Apocalipsis participa en una liturgia de alabanza junto al Cordero. Han llegado al Cordero, a Jesús glorificado. Han participado de su misma pasión; ahora participan de su misma gloria.

Yo creo que de la gente que sale de este mundo y han vivido unos años, nadie se va sin su ración mayor o menor de sufrimiento. Esos momentos duros y difíciles son aquellos en los que realmente nos manifestamos como somos. Hay quien los convierte en una oportunidad para crecer, para madurar, para manifestar su generosidad, su entrega, su humildad, su sumisión gozosa y alegre a Dios. Padecen y sufren, sí, pero no se rebelan, lo aceptan y lo integran. Grandes maestros de la vida como el jesuita Tony de Mello nos dicen que, ante una enfermedad que nos ha sobrevenido inesperadamente, lo mejor que podemos hacer es convertirla en nuestra amiga; integrarla en nuestra vida hasta el punto de que nos resulte tan familiar que deje de suponer un problema para nosotros; forma parte de uno mismo y punto. Esto que, al principio puede resultar chocante a muchos, en un segundo momento se descubre que encierra una gran sabiduría. Porque hay quienes se rebelan, rechazan el problema, se alteran, se ponen peor, aumenta su desasosiego, su decepción, su depresión; no mejoran y, lo que es peor, con ello ni resuelven la situación ni se sienten bien. Al menos el otro, tampoco resuelve la situación, si es que no tiene solución, pero no padece más de lo necesario, y, a veces, ni siquiera ya padece; alcanza un punto que el dolor ya no le molesta y ya no le deja padecer. Bueno, pues estas cosas vividas así, y además aceptadas y llevadas por amor a Dios, vividas por amor y con amor, son las que llevan a la gente a la santidad. El santo ha padecido y ha sufrido, pero no sólo no se ha revelado, sino que lo ha llevado con amor y como una ofrenda a Dios.

Bien pareciera en mis palabras anteriores que estuviera hablando de Cristo, el Señor, ¿no? Pues es que él es el paradigma del santo; el sólo Santo entre todos los santos. Jesús nos enseñó el camino de la santidad con su propia vida. Es vivir para el Otro, no para mí, sino para Él; no en mi voluntad, sino en la suya; no en mi amor, sino en su amor; y eso, necesariamente, pasa por mi negación, por mi renuncia, por ser de Otro y para Otro.

El camino de las bienaventuranzas lo ha recorrido Jesús antes que nosotros. Sus palabras ponen esperanza en sus discípulos, pero les instruyen en que seguirle a él conlleva sus riesgos y sus malos ratos. No obstante, igual que el camino de Jesús será la gloria a través de la cruz, eso mismo es lo que anuncia al que sufre por él. El pasivo divino que Mateo utiliza para evitar nombrar a Dios se debe interpretar que la acción que anuncia tendrá a Dios como sujeto agente: Dios los consolará, Dios los saciará, etc. Quizás haya quien experimente ya en su propia cruz el consuelo de Dios, pero lo que sí se asegura es el consuelo final, la gloria de la santidad por toda la eternidad. Sobre todo que recordemos estas palabras en los momentos más duros; ellas pondrán esperanza, consuelo y serenidad en nuestro corazón: Estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

JUAN SEGURA
juan@dabar.net



PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo
(Mt 5,12a)

Preguntas, cuestiones, sugerencias
-La iglesia como comunidad en camino hacia su culminación.
-Puesto del amor de Dios en nuestra vida. Revisar nuestras experiencias de ello.


PARA LA ORACION

Dios todopoderoso, que siendo eternamente Santo, nos has participado tu santidad al crearnos y darnos la vida; ayuda a tus hijos a caminar en esta vida bajo la luz de esa misma santidad de ti recibida; haz en ellos presente la felicidad prometida, sobre todo en los peores momentos de la vida, y otórganosla definitivamente cuando acudamos al encuentro de tu llamada.
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Te ofrecemos, Señor, las alegrías y las penas de nuestras vidas. Haz que no nos falte el amor en la prueba, que tu fortaleza nos acompañe y que podamos hacerte una ofrenda libre de todo resentimiento y reserva.
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En verdad es justo darte gracias, pues, en tu Hijo Jesucristo, nos has elegido para la felicidad junto a Ti. En esto consisten las bienaventuranzas, en seguir a Jesús aunque eso suponga sacrificios y renuncias, pues sabemos que, al final, encontraremos la gran alegría que nos has prometido y que nosotros hemos esperado. Por eso, nos unimos a la Iglesia de los santos en el cielo para cantar con ellos el himno de tu alabanza.
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Tras recibir el sacramento que anticipa en nosotros el banquete eterno, haz que no temamos la cruz, pues sólo ella es el camino hacia la eterna bienaventuranza.





LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
Amigos y hermanos, celebramos hoy la solemnidad de Todos los Santos. La santidad es la recompensa que da la fe en Jesús; recompensa quizás para sobrellevar las grandes cargas de esta vida temporal, pero recompensa de felicidad eterna junto a Él en la gloria. Jesús nos muestra el camino de la felicidad, que es, en definitiva, el camino de la santidad, a través de las bienaventuranzas. Éste será el programa de Jesús. Nos ha elegido para seguirle y para estar con él para siempre. Que se haga, pues, una realidad en nosotros y en nuestras comunidades.

ACTO PENITENCIAL
-Tú, que con el Padre y el Espíritu Santo, eres la fuente de toda santidad. Señor, ten piedad.
-Tú, que, al asumir la cruz has recorrido el camino de las bienaventuranzas. Cristo, ten piedad.
-Tú, que eres la meta de todo el que te sigue en fidelidad en este mundo temporal. Señor, ten piedad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA

SALMO RESPONSORIAL (Sal 23)
Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.
Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos.
Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
La visión de Juan en el último libro bíblico incluye la revelación de la vida futura que Dios tiene preparada para los que le aman. Quizás la descripción no haya que tomarla al detalle, pero lo que importa es que, tras la muerte, seguimos viviendo junto a Jesús en una asamblea inmensa de gente que se ha arriesgado por él.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
El sermón de la montaña es el programa de seguimiento que nos propone Jesús, y comienza con la enumeración de las bienaventuranzas. Seguir a Jesús es correr riesgos y padecer; pero hacerlo a su estilo es llegar a la vida eterna, donde Dios nos colmará de su alegría y de sus dones.

ORACIÓN DE LOS FIELES
A Dios, nuestro Padre, que nos ama y que tiene preparado un destino de felicidad eterna para quien le ama y sigue a su Hijo Jesús, le llevamos nuestra oración.
- Por la Santa Iglesia, para que viva y enseñe en el mundo la esperanza de felicidad y eternidad que Jesús ha prometido a los que le aman. Roguemos al Señor.
- Por la paz y el desarrollo de todos los pueblos; para que todos los seres humanos de todos los lugares puedan vivir en la alegría de la vida que Dios nos ha dado. Roguemos al Señor.
- Por los que se ven superados por sus problemas y sufrimientos, para que encuentren ayuda eficaz en nuestra sociedad y el alivio espiritual de la fe en Cristo Jesús. Roguemos al Señor.
- Por los que sufren a causa de su seguimiento de Jesús; para que sepan hacer de él una ofrenda de amor, sabiendo que la resurrección final será su felicidad. Roguemos al Señor.
- Por el eterno descanso de todos nuestros familiares y amigos difuntos. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que seamos fieles en el seguimiento de Jesús y podamos reunirnos, también, en la asamblea de los santos, junto al Cordero. Roguemos al Señor.
Oración: Atiende, Dios nuestro, las peticiones que tus hijos te presentan en este día. Asócianos a la Iglesia del cielo para poder cantar, juntos, una misma alabanza a tu Santo Nombre. Por JCNS.

DESPEDIDA
Un mismo programa de vida y una misma esperanza de eternidad. Que ellas nos ayuden a vivir en la felicidad, así seremos santos con los santos. Podemos ir en paz.


CANTOS PARA LA CELEBRACION
Entrada. Las puertas de la nueva ciudad; Somos un pueblo que camina; Ciudadanos del cielo; Hoy me siento peregrino (disco “Siguiendo las pisadas de Cristo”).
Gloria. De la Misa de Angelis.
Salmo. LdS.
Aleluya. Este es el día en que actuó el Señor (de Manzano).
Ofertorio. Este pan y vino.
Santo. De la Misa gregoriana de difuntos.
Aclamación al memorial. 1CLN-J 22.
Amén. Se puede cantar hoy un Amén solemne (1CLN-K 5).
Comunión. Cerca de ti, Señor; Beberemos la copa (1CLN-O 10); Bienaventurados (1CLN-736).
Final. Alabaré, alabare; también puede volver a escucharse la música del inicio.



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
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WebJCP | Abril 2007