Hoy comenzamos el Adviento... uno de los Tiempos más bonitos que los cristianos vivimos durante el año. Porque es el tiempo que dedicamos a preparar nuestros corazones para que puedan acoger al Niño Jesús que llega en Navidad. El Adviento es tiempo de preparación y Esperanza.
En la lectura de hoy, Jesús nos dice cómo hemos de prepararnos: tratando de dejar de hacer las cosas que nos separan del camino que Él nos anima a seguir.
Debemos prepararnos para la Navidad... pero no se trata de preparar la Navidad sólo con arbolitos, esferas, adornos, dulces y regalos.
La preparación que busca Jesús es más profunda. Quiere que (sin perder la alegría por la cercanía de la Navidad) reconozcamos nuestros fallos, nos arrepintamos de ellos, nos confesemos, oremos, comulguemos y tratemos de vencer eso que nos aleja de Él... Y que ayudemos a otros a que también lo hagan.
La alegría que nos produce la Navidad debe notarse en nuestra forma de vivir: alegre, limpia y de entrega a los demás. El Adviento nos ayuda a recordar la necesidad de cambiar nuestras vidas... de convertirnos.
Es muy bonito adornar nuestra casa... y ver lo bonitas que están las calles. Pero lo realmente importante -durante los próximos cuatro domingos- es que llenemos nuestras casas y nuestras ciudades de “nuevos adornos”: fe, perdón, ayuda, sonrisas, tolerancia, solidaridad...
● Mira en tu interior... ¿Cómo andas de antojos, egoísmos, soberbias o envidias? ¿Qué cosas tienes que ir desechando para poder hacer un hueco a Jesús... esta Navidad?
● ¿Qué “nuevo adorno” podrías poner en casa durante estos cuatro domingos de Adviento? ¿Y en el colegio? ¿Y con los amigos?
● Durante estos cuatro domingos... se hace una cosa en misa, con cuatro velas... ¿Qué significa? ¿Dónde más podrías hacer algo parecido?
En la lectura de hoy, Jesús nos dice cómo hemos de prepararnos: tratando de dejar de hacer las cosas que nos separan del camino que Él nos anima a seguir.
Debemos prepararnos para la Navidad... pero no se trata de preparar la Navidad sólo con arbolitos, esferas, adornos, dulces y regalos.
La preparación que busca Jesús es más profunda. Quiere que (sin perder la alegría por la cercanía de la Navidad) reconozcamos nuestros fallos, nos arrepintamos de ellos, nos confesemos, oremos, comulguemos y tratemos de vencer eso que nos aleja de Él... Y que ayudemos a otros a que también lo hagan.
La alegría que nos produce la Navidad debe notarse en nuestra forma de vivir: alegre, limpia y de entrega a los demás. El Adviento nos ayuda a recordar la necesidad de cambiar nuestras vidas... de convertirnos.
Es muy bonito adornar nuestra casa... y ver lo bonitas que están las calles. Pero lo realmente importante -durante los próximos cuatro domingos- es que llenemos nuestras casas y nuestras ciudades de “nuevos adornos”: fe, perdón, ayuda, sonrisas, tolerancia, solidaridad...
● Mira en tu interior... ¿Cómo andas de antojos, egoísmos, soberbias o envidias? ¿Qué cosas tienes que ir desechando para poder hacer un hueco a Jesús... esta Navidad?
● ¿Qué “nuevo adorno” podrías poner en casa durante estos cuatro domingos de Adviento? ¿Y en el colegio? ¿Y con los amigos?
● Durante estos cuatro domingos... se hace una cosa en misa, con cuatro velas... ¿Qué significa? ¿Dónde más podrías hacer algo parecido?
SER TESTIGO
Quiero vivir siguiendo tus pasos, Jesús Maestro.
Quiero vivir imitando tus actitudes.
Quiero vivir cumpliendo tus mandamientos.
Quiero vivir compartiendo tus preferencias.
Quiero vivir realizando tus gestos de ayuda.
Quiero vivir siendo
sincero y honesto
como Tú.
Quiero vivir recordando tus palabras.
Quiero vivir predicando tu Buena Noticia,
con mis palabras, con mis acciones, con mis actitudes de vida,
con todo lo que pienso,
lo que hago y lo que digo.
¡Quiero ser tu testigo, Señor!
Quiero vivir siguiendo tus pasos, Jesús Maestro.
Quiero vivir imitando tus actitudes.
Quiero vivir cumpliendo tus mandamientos.
Quiero vivir compartiendo tus preferencias.
Quiero vivir realizando tus gestos de ayuda.
Quiero vivir siendo
sincero y honesto
como Tú.
Quiero vivir recordando tus palabras.
Quiero vivir predicando tu Buena Noticia,
con mis palabras, con mis acciones, con mis actitudes de vida,
con todo lo que pienso,
lo que hago y lo que digo.
¡Quiero ser tu testigo, Señor!
0 comentarios:
Publicar un comentario