LUGAR DE ENCUENTRO DE LOS MISIONEROS DE TODO EL MUNDO
MISIONEROS EN CAMINO: XXIX Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 18, 1-8) - Ciclo C: Perseverancia
NO DEJES DE VISITAR
www.caminomisionero.blogspot.com
El blog donde encontrarás abundante material para orar y meditar sobre la liturgia del Domingo. Reflexiones teológicas y filosóficas. Videos y música para meditar. Artículos y pensamientos de los grandes guías de nuestra Iglesia y Noticias sobre todo lo que acontece en toda la vida eclesial
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

viernes, 15 de octubre de 2010

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 18, 1-8) - Ciclo C: Perseverancia


Muchos de nuestros viejos disfrutaron más de una noche de parranda, con una agrupación musical oriunda de Majagual, en el departamento de Sucre (en Colombia). Dicha agrupación se llamaba “Los Corraleros de Majagual” e interpretaba música popular. Los Corraleros contaban historias de amor, cuentos tradicionales, historias de ganadería, de ríos y montañas. Le cantaban al vivo y al bobo, al borracho, a la pulguita, a la burrita, al toro, a la vaca, al elefante, en fin… Su música fue muy popular en Colombia, parte de Venezuela y el Caribe.
Al leer el evangelio de hoy recordé una de sus canciones que dice así: “El machorrito es un animalito chiquirri-qui-tiqui-tiqui-tiqui-tico. El elefante es un animalote grandorrototo-toto-toto-toto-tote. Yo no me explico cómo hizo ese animalito para morder a ese animal en el cogote. Un machorrito tan chiquirri-qui-tiqui-tiqui-tiqui-tico y un elefante tan grandorrototo-toto-toto-toto-tote. Yo no me explico cómo hizo ese animalito para morder a ese animal en el cogote”.
Así como el machorrito, hay personas que molestan tanto hasta lograr su deseo: un vendedor que insiste con su oferta, un niño que pide un helado a su papá, un mendigo que pide una moneda con su cara de “yo no fui”, en fin… He visto cómo mucha personas, a raíz de tanta insistencia, terminan accediendo a deseos como los del vendedor, los del niño o los del mendigo, para quitárselos de encima, porque hay otras personas que, como decían nuestros viejos en estos casos: “Molestan más que una nigua[1] en una oreja”. Animalitos como la nigua, el chinche o el machorrito, son figuras para hacer ver cómo los pequeños tienen ciertas ventajas frente a los grandes, que son muy útiles si se usan con creatividad.
La viuda del evangelio se le “pegó del cogote al juez inicuo”, como lo hizo machorrito con el elefante, hasta lograr su objetivo. ¡Claro que no se trata de acercarse a las demás personas con un afán mezquino! Esta viuda no buscaba alimentarse de la sangre del juez, explotarlo y aprovecharse de él, ni le pedía que hiciera con ella una obra de caridad. Lo único que pedía era lo justo.
Es preciso aclarar que no se trataba de la justicia en el senti do griego (dar a cada uno lo suyo), ni en sentido del derecho romano (emitir un jui cio impar cial). Para la concep­ción del pueblo de Israel, la justicia consistía en de fender eficazmente al que por sí mismo no puede defenderse[2]. De ahí que la justicia consistiera en la protec ción que el juez debía prestar a los desvali dos, a los débiles y a los pobres, a las viudas y a los huérfanos. Cuando se implantó la monarquía, el rey se legitimaba en la medida en que se convertía en hacedor de justicia. El Salmo 72 nos presenta un testimonio claro:


“Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz para tu pueblo
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador...
Porque él librará al pobre que pide auxilio,
al afligido que no tiene protector,
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él vengará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa ante sus ojos.”


Finalmente, el juez le hizo justicia, no por buena gente, sino porque la viuda molestó más que una nigua en la oreja. El evangelio de hoy debe animarnos a perseverar en el trabajo por el Reino, fortalecidos con la oración, que es la fuerza de los pequeños. Bien decía San Alfonso de una manea muy sencilla: “A unos animales dio Nuestro Señor colmillos y velocidad para salir huyendo o atacar; a unos una gran fuerza defensiva y a otros, astucia para liberarse de peligros, pero al ser humano decidió el Creador que para llegar a la perfección necesitara continuamente de la gracia y ayuda divina. Y esta gracia y ayuda las concede a quienes hacen oración”[3].
La primera lectura nos cuenta que durante la lucha del pueblo de Israel con los amalecitas, mientras Moisés tenía el brazo levantado, vencía a Israel, pero cuando lo bajaba, vencía Amalec, comandante de las tropas amalecitas (Ex 17, 8-13). Aunque esta figura mezcla la violencia con la fe, vale la pena aclarar que se trata de un momento histórico ya superado en la historia de las religiones. No se pude hoy utilizar este texto para pedir a Dios la ayuda en la invasión a otros pueblos, en la persecución y el despojo a otros seres humanos. No podemos caer en la insensatez de J.W. Bush que solía decir “Dios bendiga a América”, cuando se dirigía a los ingenuos conciudadanos que lo apoyaban, mientras ordenaba la destrucción de miles de personas en Irak. La figura de un Dios que se pone de parte de un pueblo para que despoje y pase a filo de espada a otro pueblo debe ser superado totalmente. El nombre de Dios no se puede utilizar para destruir vidas y hay que estar atentos ante cualquier utilización del nombre de Dios con fines mezquinos y violentos.
Esta figura del libro del Éxodo es válida sólo como símbolo de oración en medio de la lucha, no violenta por la vida. Nuestros viejos decían: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Es preciso orar siempre en medio de la lucha. Es agradable y muy estimulante contar con el apoyo espiritual, con la oración, con la comunión de vida de otras personas que nos acompañan en nuestra búsqueda continua de una vida digna, en procesos personales, familiares y comunitarios. Qué bueno es sentirnos acompañados por el amor misericordioso de Dios y de muchas personas que espiritualmente están con nosotros.
Pablo, en su Segunda Carta a los Corintios, era conciente de la dura realidad por la que atravesaba esa comunidad y la animaba a perseverar con la gracia de Cristo: “Con todo, llevamos este tesoro en vasos de barro, para que esta fuerza soberana se vea como obra de Dios y no nuestra. Nos sobrevienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no eliminados; derribados, pero no fuera de combate. Por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona” (Cor 4,7-10).
Hoy, como ayer, no sólo hay numerosos “jueces inicuos”, sino demasiada gente que pisotea a otros y se aprovecha de su debilidad. Por eso, muchos se preguntan a diario: ¿hasta cuándo tanto dolor, tanta explotación y miseria, tanta sangre derramada, tanto desplazamiento, tanta injusticia, muchas veces legalizada? La parábola de hoy es una historia con un final feliz. Pero a diario se ven muchas historias con finales trágicos, con justos “ajusticiados”, con defensores de derechos humanos asesinados, encarcelados, y vituperados; calumniados por el sistema y rematados por fuerzas oscuras[4].
Ésta realidad nos afecta, mas no podemos perder las esperanzas. Cuando en 1984 las “fuerzas oscuras” asesinaron a Álvaro Ulcue Chocue, primer indígena que logró ser ordenado presbítero de la Iglesia Católica en Colombia, muchos pensaron que todos sus proyectos acabarían con su muerte. Este hombre se había convertido en un gran problema para los terratenientes explotadores de los indígenas, para las fuerzas del orden y hasta para las mismas autoridades eclesiásticas. Pero sus proyectos no terminaron con su muerte, porque otros tomaron el bastón y continuaron su lucha, su utopía. Hoy el proyecto NASA[5] empezado por Álvaro, es paradigma de desarrollo sostenible, premiado nacional e internacionalmente. Tienen proyectos productivos, escuelas, colegios, emisoras y hasta universidad. Hace poco colocaron en el mercado una gaseosa energizante a base de hoja coca, planta sagrada para ellos. La Coca-Sek. Las autoridades nacionales “competentes” prohibieron su comercialización con el pírrico argumento de que era la base para elaborar la cocaína, y los estupefacientes están prohibidos en la legislación nacional. No hacen lo mismo con las otras colas que contienen también elementos estimulantes. Estos hermanos nuestros, continúan su lucha “perseguidos pero no eliminados”, como decía Pablo.
Vale la pena aprender de todos estos testimonios de vida, de trabajo y de oración. Necesitamos trabajar comprometidos en la construcción del Reino y sacar espacios para la oración. Una oración sin acción o una acción sin oración pueden hacernos caer en una peligrosa tentación. El activismo frío de un trabajo automático y deshumanizante o la oración narcisista y egoísta de quien se limita al monólogo de pedir y pedir, como mendigo, carente de un compromiso real con la causa de Jesús. Como decía San Benito a sus monjes: “ora et labora”, es decir, oración y trabajo.
Necesitamos realizar una oración que brote, manifieste y alimente la fe viva y comprometida con el proyecto de Jesús. Una oración que brinde espacios para encontrarnos con los demás hermanos y con la gracia de Dios que nos hace más humanos, alegres y generosos. Una oración que nos dé fuerza en la debilidad, humildad en los triunfos, esperanza en los momentos difíciles, valor para predicar a tiempo y a destiempo la Buena Noticia del Reino (2da lect – 2Tm 3,14-4,2) y perseverancia en nuestra búsqueda de la justicia a pesar de los “jueces inicuos”.


Oración
Oh Dios que eres Padre y Madre de misericordia, que vives, sufres, sueñas, ríes con cada uno de tus hijos. Dirigimos hacia ti nuestra mirada para bendecirte y agradecerte por tu presencia misteriosa, sutil, a veces imperceptible, pero siempre maravillosa en medio de nosotros, tus hijos. Abrimos nuestro corazón para expresarte nuestro dolor ante tanta violencia, tanto caos, tanta injusticia, tanta muerte. Abrimos nuestro corazón para expresarte nuestra frustración al ver que muchos “jueces inicuos”, muchos violentos, muchos explotadores y demás generadores de muerte, pareciera que triunfaran en el mundo. Abrimos nuestro corazón para expresarte nuestro dolor ante cuadros dramáticos de abandono, enfermedad, soledad y sufrimiento de muchos hermanos nuestros. Abrimos nuestro corazón para pedirte que nos perdones, nos purifiques, nos limpies de toda maldad, de toda indiferencia, de toda tentación a ser injustos.
Ponemos en tus manos generosas todos nuestros anhelos y proyectos. Toda la lucha, el trabajo y la esperanza de muchos hermanos nuestros que resisten pacíficamente y buscan condiciones de justicia y equidad para construir una vida digna. Concédenos la gracia de vivir siempre en auténtica comunicación y comunión contigo y con tu proyecto de salvación. Concédenos la gracia de vivir conducidos por tu Espíritu y de perseverar en la oración y en la acción liberadoras. Danos el valor para resistir a la tentación de la desesperanza. Ayúdanos a descubrir cada día que vale la pena seguir buscando un mundo mejor, que en medio de las situaciones caóticas de dolor y de muerte se cocinan nuevas alternativas de vida y nuevas manifestaciones de tu amor misericordioso.
Danos la gracia de ver cada amanecer como una oportunidad para vivir y para construir, para amar y para servir. Permítenos sorprendernos en cada momento de nuestra historia con la triunfante vida que se impone sobre dolor y la muerte, y danos serenidad de espíritu para ser testigos vivos de Cristo resucitado y resucitador. Amén.

0 comentarios:


WebJCP | Abril 2007