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MISIONEROS EN CAMINO: XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14, 1.7-14) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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viernes, 27 de agosto de 2010

XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14, 1.7-14) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración



UNA VIRTUD PELIGROSA
Publicado por DABAR

El libro del Eclesiástico nos enseña hoy que Dios revela sus secretos a los humildes, es decir, Dios establece una relación de complicidad con las personas humildes, por el contrario, pone la carne de gallina el saber que la herida del cínico no tiene cura, es brote de mala planta, no hay nada que hacer con ella.

Mucho se ha escrito sobre la humildad y durante bastante tiempo se extendió la idea de que la humildad equivalía a negar las cualidades que se tenía o a rebajarlas, a mantener una cierta opinión baja de una misma, si se poseía inteligencia había que decir que no tanta, si se era simpática había que negarlo diciendo que sólo era consecuencia de un buen día…

En estos momentos, podríamos decir que se cotiza a la baja, no obstante, es una de las virtudes más características del cristianismo y Jesús en el evangelio de este domingo nos invita a ella con apremio. Si en la homilía de hoy al sacerdote se le ocurriera proponernos la humildad para nuestra vida casi nadie le haríamos caso o pensaríamos que ya está con lo de siempre, sin embargo, en los primeros siglos del cristianismo este llamamiento a la humildad fue toda una revolución.

La humildad era algo despreciable en la Roma y la Grecia no cristianas. Para Aristóteles, la humildad era un vicio. Ser humilde equivalía a ser bajo, despreciable, indigno, no merecedor de respeto. El cristianismo volvió del revés esta forma de ver el mundo, al proclamar que la humildad es una virtud cristiana fundamental, liberadora e, incluso, peligrosa para el sistema dominante. Pero por qué esta importancia tan excelente de la humildad.

La humildad cristiana no consiste en sentir que seamos unos gusanos despreciables sino en sentir un respeto razonable por una misma, es el equivalente de la autoestima, es la estima por una misma. Gracias a la humildad puedo descansar en mí misma contenta y satisfecha de ser lo que soy. Me libera de la rivalidad, de la compulsión a medirme por contraste con los o las demás. La humildad me brinda unas ambiciones razonables en relación con lo que puedo hacer, liberándome de las fantasías respecto de lo que no soy capaz de hacer.

Reconocer la limitación de nuestros esfuerzos y aceptar nuestra condición indigente es un largo aprendizaje al que nos ayuda de manera inestimable la humildad, pero sólo así se pueden ir “desalojando” los falsos poderíos de nuestro yo y poniendo en su lugar los “secretos del Dios de la Vida”. Esto nos ahorra muchas energías y así las podemos utilizar en lo que vale la pena de verdad.

La humildad consiste en liberarse de la pretensión de ser el centro, aceptando representar un papel secundario en la historia que compartimos con otras personas, sin desempeñar siempre necesariamente el papel principal. Es vivir en el mundo real aceptando sanamente que no siempre somos unas estrellas. Es maravilloso y descansado no tener que ser Brad Pitt o Penélope Cruz todo el tiempo.

La humildad nos enseña a pasar del singular al plural, del yo al nosotros, nos libera de los barrotes de la prisión del egocentrismo. El ser humano debe decidir si quiere atravesar el orificio que la humildad abre en el muro de las propias preocupaciones y salir a la luz, o bien quedarse dentro y solo, enclaustrado en la soledad, ¿podrá aprender a decir “nosotros” a decir “nosotras”? La humildad, como el sabio paciente de Israel, nos enseña el camino, nos marca la ruta, nos sirve de brújula.

La humildad, por último, es la virtud que nos devuelve la valentía, ayudándonos a comprender de una forma realista lo que somos y lo que podemos ser con la gracia de Dios y, de este modo, sin fardos que nos arrastren por los suelos, partir con ligereza a escalar las alturas, a sobrevolar montañas y allí escuchar de nuevo las confidencias que Dios tiene en su corazón para cada uno y cada una.

Las personas liberadas, valientes y en diálogo con Dios son incómodas, por contraste, siempre cuestionan “las Romas y Grecias” dominantes, ahí radica la peligrosidad de la humildad.

MARICARMEN MARTÍN
carmen@dabar.net




DIOS HABLA

ECLESIÁSTICO 3,17 18.20.28 29
Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta. El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará.

HEBREOS 12,18 19.22 24a
Hermanos: Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.

LUCAS 14,1.7 14
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: “Cédele el puesto a éste”. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos».





EXEGESIS

PRIMERA LECTURA
Sorprende este escarbar dichos sapienciales en la cantera del libro de Ben Sirá para resaltar la importancia de la sencillez y la humildad en la vida. Como un valor que la gente estima, y que propicia la disponibilidad para recibir la sabiduría de Dios.

Podríamos encontrar muchos más textos en esta línea dentro de los libros sapienciales. Después de todo estos libros son un elenco de sentido común y de experiencia.

Un simple proverbio da pie a la parábola del evangelio de hoy (Prov 25, 6-7) “Ante el rey no gloriarse ni colocarse con los grandes; más vale escuchar: “Sube aquí”, que ser humillado ante un noble”.

Y el contraste con la humildad lleva también a la misma invitación de ‘proceder con humildad’. Ya que no es ‘el puesto el que dignifica a quien lo ocupa sino que es quien lo ocupa el que proporciona dignidad al puesto’. “Muchos miserables se han sentado en tronos; y quien no se pensaba ciñó diadema (11,5).

Estos contrastes entre el tener y el ser’ no pueden ser un principio de compensación en la vida, que alivien la suerte de los débiles y humillados; ni esperar que produzca esa necesaria autoestima a quien se ve sometido al dominio de un necio, o desplazado por el soberbio; ya que rebelarse sólo produce más humillación y peores resultados “No te metas en pleito con arrogantes” (11,9).

Por eso la única salida esperanzada y propiciadora de justicia es, para los creyentes, para el Eclesiástico, “el favor y la misericordia de Dios” (v.18b.20).

Sólo ‘florece la esperanza (11,22) desde la perspectiva de quien sabe dar la comida a su tiempo’ ya que ‘la bendición del Señor es la suerte del justo’. El Señor ‘que penetra en los corazones y domina los tiempos‘. Y en esta perspectiva no parece extraña (para un tiempo en que no se hablaba de pervivencia tras la muerte) la afirmación de que “Fácil es para Dios, a la hora de la muerte, pagar al hombre según su conducta “(11,26).

Ya que en el fondo, lo que justifica la humildad e incluso la humillación es la esperanza de que ‘algún día’, de alguna manera, en al vida o en la muerte (“No declares dichoso a nadie; en el desenlace se conoce al hombre”(11,28) por vía humana o por premio de Dios (“El don del Señor es para el justo y su favor asegura el éxito” 11,17), el justo humilde y humillado conseguirá su recompensa.

TOMÁS RAMÍREZ
tomas@dabar.net


SEGUNDA LECTURA
Muy en la línea de otros muchos párrafos anteriores del escrito, donde se contraponían la antigua economía y la nueva, en este final, dedicado a animar a los lectores a la fidelidad al anuncio cristiano, el autor motiva a los fieles a su proceder por el superior nivel que tiene su universo religioso comparado con el Antiguo Testamento, aunque no lo dice con esas palabras, pero todo su contexto lo da a entender

Habla en primer lugar de la antigua alianza recordando algunos rasgos más impersonales y, sobre todo, que infunden más temor. Efectivamente el Dios del Antiguo Testamento, sobre todo en muchos textos, es un Dios trascendente, temible (recuérdese la retórica de Castelar a este propósito: "¡Grande es Dios en el Sinaí...!") y hasta cierto punto afectivamente lejano.

A diferencia del pueblo de Israel, los cristianos hemos experimentado (al menos así es teóricamente) a Dios de otro modo. Naturalmente hay visión trascendente ("monte Sión, ciudad de Dios vivo, Jerusalén celeste, asamblea de ángeles, cielo, juez..."), pero cercano y dador de vida por el Mediador de la nueva alianza. Aquí toca recordar todo lo dicho anteriormente en el escrito sobre Jesucristo como hermano de los seres humanos que los une con el Dios vivo. Las expresiones referentes a la experiencia cristiana de Dios son mucho más personales e insinúan - sobre todo por contraste con la economía antigua - una relación de mayor unión y cercanía.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net

EVANGELIO

1. Observaciones al texto
V.1 Comida del sábado. Comida festiva en casa de un fariseo importante. Ellos lo estaban espiando. Éste es el dato sintáctico relevante. La traducción litúrgica ha dado también relevancia sintáctica a lo anterior, cuando en realidad no la tiene, pues se trata de un simple marco circunstancial. Los fariseos observaban atenta y disimuladamente a Jesús. El anfitrión no queda excluido, aunque en realidad no se le nombra. Nada indica que se trate de una conspiración.
V.7-11 Los convidados escogían. La forma del verbo griego exige una traducción más marcadamente reflexiva: se escogían, elegían para sí. Quien así procede es porque considera que tiene derecho a proceder así. Este proceder y los riesgos que comportaba era un tema bien conocido. No te coloques en el sitio de los grandes, porque es mejor que te digan “sube acá”, que ser humillado delante del príncipe (Proverbios 25,6-7). Les propuso este ejemplo: en el original griego les propuso una parábola. Historia o situación ideada por Jesús, con una afirmación final en la que Jesús formula su punto de vista: Todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido. Una afirmación que muy bien podría considerarse un proverbio, pero que, en realidad, se trata de una formulación típicamente judía: circunloquio en voz pasiva, evitando pronunciar el nombre de Dios en señal de respeto. No te sientes en el puesto principal. Al parecer existía un lugar de honor en las bodas judías.
Vs.12-14 Nueva parábola con afirmación final, en la que por respeto tampoco se menciona a Dios: Te pagarán cuando resuciten los justos. Expresión equivalente podría ser nuestro Dios te lo pagará.

2. Texto
Este texto se encuentra sólo en Lucas. Un texto con el realismo de episodios vividos por Jesús. Lenguaje franco y claro. Imágenes sorprendentes, que en la segunda parábola son muy chocantes por lo paradójico de las mismas, pero sin ser hirientes, pues están formuladas como consejos. Eso sí, a los invitados, primero, y al anfitrión, después, las palabras de Jesús debieron dejarles literalmente atónitos, aun sabedores como eran de que Jesús estaba haciendo uso de un lenguaje cuyo significado no había que buscarlo en la literalidad de las palabras.

Vs.7-11. Contra lo que a primera vista pueda parecer, las palabras de Jesús en esta parábola no son consejos sobre buenos modales y saber estar. En línea con el domingo pasado, Jesús apunta contra una disposición de ánimo engreída y autosuficiente, manifestada en el acto de sentarse en el puesto principal.
Contrastando con esta actitud Jesús propone una disposición de ánimo humilde. Gráficamente formulado: al sentarse en el puesto principal Jesús contrapone el sentarse en el puesto último.
Jesús señala a la humildad como origen de la estimación humana y, más importante aún, como origen de la estimación divina. Jesús garantiza el reconocimiento de Dios a los humildes y la desaprobación a los engreídos.

Vs.12-14. Parecería que Jesús prohibiera invitar a comer a amigos y parientes. Lo parecería, si la primera parte de la frase del v.12 no viniera seguida de una segunda: No invites… porque corresponderían invitándote y quedarías pagado.
Parecería que Jesús recomendara invitar a pobres, lisiados, etc. Lo parecería, si esta recomendación del v.13 no viniera seguida del v.14: Dichoso tú, porque no pueden pagarte.
Jesús apunta contra una actitud calculadora e interesada, manifestada en la espera de contrapartida, de compensación. Actitud del do ut des, dar para recibir.
Contrastando con esta actitud Jesús propone una actitud desprendida, desinteresada. Gráficamente formulado: Invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos, porque no pueden pagarte.
Jesús asevera que ésta es la actitud que cuenta con el aval de Dios. Te pagarán cuando resuciten los justos.

3. Comprensión actualizante
El texto camina del brazo del sentido común, pero con un plus típicamente cristiano, por tener en Dios su punto de referencia. Desvelándonos lo que a Dios le gusta, Jesús confiere al sentido común virtualidades y potencialidades humanamente impensables.
Ser humilde, con capacidad de reconocer los valores del otro. Ser desinteresado, con capacidad de abrirse al otro. Escuchemos cómo lo expresó San Pablo en la carta a los cristianos de Filipo: No hagáis nada por ambición o vanagloria, antes con humildad tened a los otros por mejores. Nadie busque su interés, sino el de los demás (Flp. 2,3-4).
Actitud humilde; actitud desinteresada: dos buenos campos de cultivo cristiano. Dos campos de cultivo callado, continuo, nunca acabado. Cultivo difícil, porque toca fibras íntimas y complejas de lo humano.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net



NOTAS PARA LA HOMILIA

En las lecturas de hoy encontramos sendas incitaciones a vivir la virtud de la humildad, en la primera lectura y en el evangelio. La lectura sapiencial llega a ensalzar la humildad afirmando que con ella se alcanza el favor de Dios. Y aún añade más: Dios revela sus secretos a los humildes. La humildad, por tanto, mueve a Dios a la misericordia y se convierte en un camino privilegiado de acceso hasta Él. Para el Antiguo Testamento, Dios era el Lejano, el Inaccesible. Pues bien, la humildad era el camino para poder llegar hasta Él, porque, entonces, Él se muestra misericordioso e, incluso, se da a conocer al humilde. Qué gran verdad es que a Dios llegan sólo los que son humildes y se acercan necesitados hasta Él. Las personas que tienen su corazón embotado, lleno de sí mismos, que miran a los demás como a inferiores o que se autoafirman mediante la amenaza y la violencia, se deshacen de rabia en su propia insolencia, desconocen lo que es la misericordia y su corazón no es capaz de llegar a Dios. Muchas veces lo tienen delante y, sin embargo, no son capaces de reconocerlo. Aunque, eso sí, Dios se acerca más fácilmente al humilde que al soberbio. Pero el humilde lo va a reconocer en cuanto salga a su encuentro, mientras que el soberbio lo puede tener al lado una y mil veces y, sin embargo, pasarle completamente desapercibido. Soberbia y humildad se oponen, y Dios se alía con la humildad.

La escena de Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, junto con un grupo de otros fariseos, provoca dos enseñanzas de Jesús a propósito de las actitudes que ellos adoptan. La primera de ellas es acerca de los puestos. Si uno no encuentra su nombre en la mesa y ocupa uno de los puestos principales sin que le corresponda, sólo le cabe esperar que le releguen a un puesto más secundario. Sin embargo, si, por propia iniciativa, ocupa uno de los últimos puestos y también está fuera de su lugar, entonces puede que le den un puesto más principal. Cuando esto sale naturalmente, es lo más deseable; pero si no es así, aunque sólo sea como estrategia, lo más inteligente es no ponerte donde te arriesgues a quedar mal.

La segunda enseñanza de Jesús en la comida del casa del fariseo tiene que ver con los convidados. Si los fariseos banquetean frecuentemente entre ellos, en grupos medianamente numerosos, es de suponer que unas veces el banquete se dé en casa de uno de ellos, que el siguiente sea en casa de otro, el siguiente, en casa de un tercero, y así, turnándose, vayan invitando uno a uno hasta completar la rueda. Esto también lo hace hoy día mucha gente en cuadrillas de amigos, entre socios de un club, de una peña, de cualquier otro colectivo. Pues bien, la enseñanza de Jesús con respecto a esto es que no hay que olvidarse de los pobres. ¿Por qué se lo dice a los fariseos? Porque, seguramente, se están olvidando de atender con su dinero a los que no pueden pagarles. El convite por turnos entre ellos les hace estrechar lazos unos con otros, pero no tiene ninguna repercusión social ni les aprovecha en nada para su salvación. Jesús hace una llamada en favor de los pobres y marginados, una llamada al amor y a la caridad. Jesús rechaza el gasto del ocio correspondido; reclama, más bien, el gasto que no admite correspondencia alguna en este mundo, sino la satisfacción de haber hecho algo por alguien que nos necesita. El gasto en el ocio, en la diversión, en uno mismo, no es legítimo si descuida las necesidades del pobre. Puede ser ésta una buena reflexión para cerrar el tiempo de las vacaciones. ¿Has gastado en tus vacaciones? Pues ahora ocúpate de socorrer al necesitado. ¿No has gastado? El pobre, tampoco: socórrele igualmente.

JUAN SEGURA
juan@dabar.net




PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos;
dichoso tú, porque no pueden pagarte
(Lc 14, 14)

Preguntas y cuestiones
-¿Hasta qué punto nuestra imagen de Dios responde más al Dios de las religiones o del AT que al predicado por Jesús?
-Buscamos ser reconocidos en las relaciones sociales. ¿Cómo podríamos hacerlo mejor y no buscar el reconocimiento social, ni siquiera desearlo, sino buscar el bien de todos con humildad?.



PARA LA ORACION

Señor, Dios y Padre nuestro, que derramas tu misericordia sobre los humildes y llenas de sabiduría a los que te buscan con sencillez de corazón, cólmanos de tus dones en esta vida para que experimentemos tu consuelo, y llévanos a la vida eterna para que gocemos de tu plenitud.
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Al presentarte los dones que tú mismo nos das, expresamos nuestra gratitud y nuestra total dependencia de tu generosidad. No dejes de favorecer a todos con todo aquello que has creado para nuestro servicio.
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En verdad es justo y necesario darte gracias en todo tiempo y momento. Pues nos has llamado a la vida para hacernos partícipes de tu Ser de amor y de eternidad. Así, aunque puestos en esta vida temporal para servirte, nos llamas a vivir contigo una misma eternidad y una misma gloria. Por eso, nuestro corazón se llena de alegría y canta tus alabanzas en unión con tus ángeles y santos.
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Después de recibir el alimento eucarístico, prenda de eternidad, te pedimos, Dios nuestro, que nos ayudes a vivir en la entrega y humildad que tu Hijo, Jesús, nos enseñó.




LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
Para finalizar los domingos de este mes de agosto, en la Eucaristía de hoy se nos propone una seria reflexión sobre la humildad y del sentido social de nuestros gastos. El humilde tiene el acceso a los secretos de Dios, nos dirá Ben Sira. Pero Jesús, además de añadir que el humilde será enaltecido, nos pide que en nuestro tiempo de ocio y en nuestros gastos no nos olvidemos del pobre y del necesitado. No hay réplica posible; se trata del sentido de la justicia en el seguidor de Jesús. Actitud del corazón y comportamiento no pueden darse por caminos diferentes. Bienvenidos.

ACTO PENITENCIAL
- Tú, que te abajaste en tu encarnación. Señor, ten piedad.
- Tú, que ocupaste los últimos puestos en la sociedad. Cristo, ten piedad.
- Tú, que eres el defensor de los pobres. Señor, ten piedad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Humildad y sabiduría van de la mano. El sabio es humilde y el necio es insolente. Por eso, el sabio escucha, mientras que el necio no deja de hablar. Dios bendice la sabiduría y la humildad. El que quiera llegar a Él no tiene otro camino en esta vida.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 67)
Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. Cantad a Dios, tocad en su honor; su nombre es el Señor.
Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece.
Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres.
Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
La carta a los Hebreos enumera en este fragmento la forma de acercarse a Dios antes de conocer a Jesús y la manera nueva de acercarse a Él desde la persona de Jesús. En la Nueva Alianza, Jesús nos ha dado a conocer los secretos de Dios.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
Jesús, comiendo en casa del fariseo, denuncia la soberbia de este grupo humano y su poca sensibilidad social. Es hipócrita pretender estar cerca de Dios cuando se está lleno de soberbia y cuando se cierra los ojos ante los pobres y necesitados.

ORACIÓN DE LOS FIELES
A Dios nuestro Padre, fuente y origen de toda sabiduría, le presentamos nuestras necesidades mediante la oración comunitaria.
-Por la Santa Iglesia, en su Pastores, en sus diversos ministerios, y en todos los que formamos el Pueblo de Dios. Roguemos al Señor.
-Por los pueblos y naciones, en sus dirigentes y legisladores, en sus magistrados y en las culturas que los conforman. Roguemos al Señor.
-Por todos los que los sistemas injustos de este mundo convierten en humildes a la fuerza y necesitados de los demás. Roguemos al Señor.
-Por cuantos causan las injusticias de este mundo, instalados en su bienestar, sin mirar la necesidad de los demás. Roguemos al Señor.
-Por nosotros, que seguimos a Jesús, para que lo hagamos en la humildad, la sabiduría y la caridad. Roguemos al Señor.
-Por nuestros familiares y amigos difuntos, para que podamos participar con ellos un día en la gloria del Señor. Roguemos al Señor.
Oración: Ven, Padre, en nuestra ayuda. Aumenta nuestros deseos de conocerte. Haz que seamos humildes para llenarnos de Ti, sabiduría eterna e infinita. Por JCNS.

DESPEDIDA
Que nuestro sentimiento y nuestras actitudes caminen en un mismo sentido: la búsqueda de Dios desde la humildad y el amor. Podemos ir en paz.



CANTOS PARA LA CELEBRACION

Entrada. Con nosotros está el Señor (disco “15 Nuevos cantos para la Misa”); En medio de nosotros (2CLN-A 6); El Señor nos ha reunido junto a Él (Kairoi, disco “Vive”); Pueblo de reyes (de Deiss).
Salmo. LdS.
Aleluya. Del disco “12 Canciones religiosas y litúrgicas para el siglo XXI”.
Ofertorio. Señor del universo (2CLN-H 7); Ofertorio del disco “15 Cantos para la cena del Señor”.
Santo. 1CLN-I 3.
Doxología. 1CLN-K 1.
Comunión. Venid a la cena (Disco “Nuevos cantos para el año litúrgico”); Oh buen Jesús (de H. León, CB-135); Oh, Señor, yo no soy digno (de Beovide); En la fracción del pan (2CLN-O 5).
Final. Himno a Cristo (Disco “12 Canciones religiosas y litúrgicas para el s. XXI”).



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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WebJCP | Abril 2007