LUGAR DE ENCUENTRO DE LOS MISIONEROS DE TODO EL MUNDO
MISIONEROS EN CAMINO: ¿Por qué no soy feliz? (I)
NO DEJES DE VISITAR
www.caminomisionero.blogspot.com
El blog donde encontrarás abundante material para orar y meditar sobre la liturgia del Domingo. Reflexiones teológicas y filosóficas. Videos y música para meditar. Artículos y pensamientos de los grandes guías de nuestra Iglesia y Noticias sobre todo lo que acontece en toda la vida eclesial
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

martes, 17 de agosto de 2010

¿Por qué no soy feliz? (I)

Publicado por Entra y Verás

"Si tu objetivo es el amor, tu resultado será la felicidad". Todos queremos evitar el sufrimiento y ser felices. Sin embargo, debido a cómo hemos sido condicionados por la sociedad, solemos vivir de tal forma que conseguirlo se vuelve imposible. Saber qué es esencial es el primer paso.

Pilarín Romero Tejada, 89 años. Viuda. Jubilada. Gracias a su marido, con quien estuvo casada 60 años, aprendió a "amar incondicionalmente".

"Recuerdo haber sufrido mucho en mi infancia. Mi madre murió cuando yo tenía dos años. Ya en el colegio, les preguntaba a mis amigas qué sentían al abrazar a sus mamás. Y a los 10 años perdí a mi padre, que era mi referente. Además, por aquel entonces estaba llena de carencias y complejos. Me veía muy fea. En comparación con mis hermanas, que eran todas rubias y guapas, me sentía un bicho raro. Y así, huérfana y sin autoestima, me sentía tan triste que lo veía todo negro. Pero esta visión distorsionada cambió a los 17 años, cuando conocí a Alberto, el hombre de mi vida. A su lado comprendí que yo no era feliz porque no me quería a mí misma. Por eso era tan dependiente del amor y la aprobación ajena. Empecé a mimarme y a verme con otros ojos. Dejé de decirme cosas feas y comencé a sentirme más bonita. Y en la medida que me fui sintiendo mejor conmigo misma, me di cuenta de que este bienestar se multiplicaba cuando amaba a las personas que me rodeaban. Así fue como poco a poco mi egoísmo murió de inanición. Alberto falleció en mis brazos hace casi dos años. Entonces pensé que no sería capaz de soportarlo. Que me marchitaría como una flor a la que le han quitado su agua y su luz. Pero no. Viví el duelo con agradecimiento por la maravillosa vida que pasamos juntos. Él ha sido mi gran maestro y mi gran amor. Junto a él aprendí que nadie ni nada puede hacernos tanto daño como nuestros pensamientos. Y que lo importante no es qué pueden hacer los demás por nosotros, sino qué podemos hacer nosotros por los demás. La vida es tan sabia y generosa que no nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos para aprender a ser felices por nosotros mismos. Además, si encuentras el bienestar dentro de ti, todo lo demás viene por añadidura. Y esto que es muy fácil de decir, da para unos cuantos años de aprendizaje. Y por favor, no me creas... Experiméntalo por ti mismo".

Reflexionar acerca del sufrimiento y la felicidad es un asunto tan delicado como sobreexplotado. A ninguno de nosotros nos gusta reconocer que no sabemos cómo liderar nuestra vida emocional de una forma más sana y constructiva. Y nos cuesta todavía más que otras personas señalen nuestros defectos y carencias, tratando de guiarnos para aprender a gestionarla mejor. De ahí que el desarrollo personal suela ser ridiculizado y actualmente tenga tantos detractores.

Sin embargo, la arrogancia de creer que lo sabemos todo y de demonizar cualquier información que nos sea molesta o desconocida tan solo limita nuestra capacidad de ver y comprender las cosas desde una nueva perspectiva. En vez de ponernos a la defensiva, podemos adoptar una actitud más humilde y madura, basada en el reconocimiento de que no sabemos y de que estamos abiertos a aprender. Asumir la propia ignorancia es un trago amargo, pero necesario para poder crecer y evolucionar como seres humanos.

Eso sí, lejos de caer en el dogma y la imposición, es importante que no nos creamos nada de lo que nos digan ni de lo que leamos. Tal y como nos anima Pilarín Romero de Tejada, hemos de verificarla a través de nuestra experiencia. Solo entonces podremos ir más allá de nuestros prejuicios, determinando si dichas reflexiones son útiles o inútiles para mejorar nuestra competencia en el arte de vivir.

Publicado en la revista El País Semanal el domingo 8 de agosto de 2010

0 comentarios:


WebJCP | Abril 2007