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MISIONEROS EN CAMINO: XVI Domingo del T.O. (Lc 10, 38-42) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración
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sábado, 17 de julio de 2010

XVI Domingo del T.O. (Lc 10, 38-42) - Ciclo C: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


Publicado por DABAR

Las manos y la cabeza

Entre Marta y María, siempre andamos a la greña. Sin saber cuál de las opciones es la mejor, ya que el Señor dio a entender que María eligió lo bueno y Marta se afanaba por nada importante. La cabeza de María estaba con Jesús, dejando quietas sus manos, y a Marta sus manos no le dejaban pararse a escuchar.

Y así hasta hoy. Seguimos dando vueltas en el mismo sin vivir, eligiendo lo mejor que podemos y mirando de reojo a los que han elegido la otra parte, (que solemos calificar de “mejor”: la hierba siempre es más verde del otro lado de la valla).

Me ha dado por pensar en manos y cabezas llevada del afán de sacarle a esta lectura alguna conclusión que, aunque no nos resuelva la vida entera, sí nos aporte un poco de serenidad. Porque me tiene un poco frita esa sensación de que una no llega nunca a lo mejor, ni a lo bueno. Ninguna elección es totalmente correcta y nunca vamos a recibir un beneplácito completo y sin fisuras. Y es que creo que todo el problema está en la obligación de elegir, que no es lo natural, y que el problema es falso, porque, ¿quién prescindiría voluntariamente de sus manos a favor de su cerebro? ¿Y a la inversa? ¿De verdad podemos creer que Jesús quiso partirnos en dos y obligarnos a eso? Cada persona sabe donde está lo mejor de sí misma, y son necesarias las inteligencias estupendas en la misma medida que las manos diligentes.

Pensar y actuar. Organizar y barrer. Hacer la lista de la compra y traerlo todo a casa. Estar atento a la piedra que hace tropezar tanto como al horizonte de destino. Cuidar del día a día de los hijos al tiempo que se les orienta hacia el buen futuro. Acudir al trabajo cada jornada sin dejar que cotidiano se convierta en aburrido. Hacer con cabeza. Pensar con realismo. Manos y cabezas, Martas y Marías funcionando a la par, para que lo mejor de cada una nos lleve al deber cumplido con satisfacción, poniendo de relieve que sin una de estas partes, la totalidad no sería nada total.

Y basta ya de dividirnos. Basta de obligarnos a elegir y quedarnos con la sensación de que, hagamos lo que hagamos, siempre habrá alguien que nos mire por encima del hombro. Porque manos sin cabezas no saben a dónde van; y cabezas sin manos no van a ninguna parte.

En toda esta ecuación estoy omitiendo deliberadamente algo importante, que quiero añadir ahora: el corazón. Porque tiene una parte imprescindible para el buen funcionamiento de las anteriores. Porque no dudo que el corazón “escuchante” de María fue lo que la llevó a los pies de Jesús. Y Marta se dejó llevar de su corazón acogedor y servicial para ocuparse sin parar de todos los detalles que pudieran agradar a su invitado.

Vista así, la cosa mejora un poco. Creo que nos suele paralizar ese convencimiento de no acertar nunca. Pues vivamos con nuestra elección, la que sea, alegremente asumida. Con el convencimiento de que no nos equivocamos al poner lo mejor que tenemos, sea nuestra cabeza o nuestras manos, al servicio de los demás. Y que llevamos al cien por cien nuestras posibilidades de acertar si a todo ello le metemos corazón a paletadas. Nuestro Padre Dios nos hizo enteros, con todo lo que tenemos, y enteros hemos de entregarnos a lo que nos pida. Que no puede salir cosa mala cuando nos entregamos a la vida pensando bien, trabajando con ganas y amando con pasión.

Y, hablando de manos, ayer asistí a una misa celebrada para sordos, en la que el sacerdote explicó la homilía con las palabras de su boca y de sus manos. Qué belleza…

A. GONZALO
aurora@dabar.net





DIOS HABLA


GÉNESIS 18,1-10a
En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: «Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo». Contestaron: «Bien, haz lo que dices». Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: «Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza». Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron. Después le dijeron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?» Contestó: «Aquí, en la tienda». Añadió uno: «Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo».

COLOSENSES 1,24-28
Hermanos: Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos. A éstos ha querido Dios dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo.

LUCAS 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano». Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán».



EXEGESIS

PRIMERA LECTURA
Los capítulos 17-19 de Génesis constituyen el núcleo de las tradiciones ligadas a la historia de la Alianza y las promesas hechas a Abrahán por el Señor. Y de hecho en el episodio de hoy se concluye con una de las promesas esenciales: “Sara tendrá un hijo”. Que será el ‘hijo de la promesa’, ya que el que ya había tenido, Ismael, era ‘hijo de la esclava’.
Pero la escena de hoy está volcada sobre otro aspecto aparentemente secundario, la hospitalidad, pero que nos hace la figura de Abrahán amable y bondadosa; como un reflejo de la bondad y generosidad de Quien va a ser con él, bueno y amigo. Siempre llamó la atención esta escena en la tradición judía y cristiana. La aparición de estos tres personajes ‘individuos’, uno de los cuales acabará siendo identificado con el Señor; y otros dos que serán mensajeros para anunciar la perdición de Sodoma y la salvación de Lot. Pero en esta escena son aún contemplados por el texto y por los Santos Padres que lo comentan como tres desconocidos que son encarnación de la Trinidad. El famoso icono de A.Rublev, donde los tres ‘ángeles’ son representación divina, está hoy presente en medios cristianos pentecostales y semejantes como una bella traducción del Señor uno y trino que pasa a nuestro lado y se queda hospedado en nuestra tienda. Y si nos postramos con Abrahán ante su presencia vemos con facilidad a aquellos discípulos de Enmaús: “Quédate con nosotros, Señor, que atardece”.
La hospitalidad se entiende mejor en el desierto, en el camino, en la soledad de una tierra extranjera, en un viaje. Nada que ver con nuestras excursiones bien programadas, nuestros cruceros, expediciones culturales o deportivas, pero mucho que ver con la emigración masiva en busca de trabajo, lejos de tu patria, en tierra extranjera, con lenguas desconocidas… y a eso podemos añadirle, de color, y religión distinta. En este caso es fácil comprender aún hoy día lo espléndida que resulta la actitud acogedora, fraterna, generosa de quien te recibe.
No olvidar que hospedar viene, en hebreo, de la misma raíz que extranjero. Acogerse en tierra extraña, o acoger al que pasa. Su importancia social llega a ser tanta que constituye la primera obligación de quien acoge. En el capítulo siguiente al de hoy tenemos un ejemplo sangrante de hasta qué punto era sagrado el huésped: nos muestra a Lot dispuesto a entregar a sus hijas núbiles a los depravados sodomitas que exigían la entrega de sus huéspedes.
Todo el mundo antiguo, también el pagano, veneró la hospitalidad. El huésped siempre era una bendición en una casa, un enviado de los dioses. La leyenda de Filemón y Baucis, los ancianos que –según cuenta Ovidio en las Metamorfosis- acogen en su choza y tratan generosamente a Júpiter y Hermes extraviados, sin saber quiénes eran. Los dioses los bendicen cumpliendo su más grande deseo: ‘vivir juntos largos años y morir al mismo tiempo’ (el mismo deseo, por cierto, que piden Tobías y Sara en la noche de su boda. Tob.8,7). Después de largos años juntos, son transformados en encina y tilo que permanecerán para siempre unidos.
Para el A.T. es una ley sagrada y Jesús la reivindica con frecuencia. Recibir al extranjero (Mt 25,35) es recibirle a Él mismo. La acogida pasa a ser una actitud fundamental: “La mejor parte”. Ya había bendecido a Zaqueo, quedándose en su casa Lc 19,1ss). Y ha acudido a casa de Simón y, ante la pecadora a sus pies que escandaliza, le da una dura lección de cómo ha de recibirse a un huésped (Lc 7,44).
La entrañable y generosa acogida que Abrahán otorga a sus huéspedes provocará enseguida la reacción del Señor: “¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer?” (Gen 18,17). Le hacen eco las palabras de Jesús:”A vosotros os llamo amigos, porque os comuniqué cuanto escuché a mi Padre”. Ya hemos recordado alguna vez cómo el nombre con que los de lengua árabe llaman a Abrahán es precisamente ‘El-Kalil’, ‘el amigo’.
No puedo terminar este comentario sin evocar cómo la hospitalidad es vivida entre nosotros. Miles de inmigrantes acogidos en casas y pisos, en chabolas, en habitaciones, en cualquier lugar por sus compatriotas, compañeros de trabajo, desconocidos, que ya se habían buscado un cobijo entre nosotros. Que el Señor se lo pague.


TOMÁS RAMÍREZ
tomas@dabar.net



SEGUNDA LECTURA
En un párrafo bastante largo (en la traducción litúrgica se ha fragmentado el complicado original para hacerlo más asequible) el autor desarrolla un tema apuntado en el v. 23: el servicio apostólico a los gentiles.

La forma en que habla el autor, asumiendo el papel de Pablo, sugiere que la figura del Apóstol - si es que no fue él mismo quien escribió la carta - va adquiriendo unos contornos más institucionales.

En el párrafo se presentan los trabajos y esfuerzos del predicador. No hay magnificación ni sobrevaloración del padecimiento, sino realista aceptación de lo que lleva consigo el anuncio del mensaje. La conocida frase "lo que falta a las tribulaciones de Cristo" se refiere a las dificultades del apóstol por causa de la predicación, no a ninguna otra cosa.

Aparece por segunda vez en la carta, de forma más bien rápida, la imagen de la iglesia como cuerpo de Cristo. Resulta interesante que la actividad del apóstol - apóstol en sentido de predicador - esté tan integrada en la iglesia. La misión, llevada a cabo mediante tal actividad y esfuerzos, da cumplimiento en lo humano al misterio revelado en la actualidad.

El otro tema principal es precisamente la revelación de este misterio. En definitiva este Misterio es Cristo en vosotros, esperanza de la gloria" No es algo intelectual sino vivencial y salvador. Si recordamos lo dicho anteriormente en 1,15-20 sobre la figura de Cristo y su significación soteriológica se comprende fácilmente que aquí lo llame el autor "Misterio". Es también un recuerdo de cómo ese significado ha sido desvelado en los últimos tiempos, los escatológicos. Y develado a todos, abierto a todas las gentes que, por su parte, se abran a él. Desvelación/revelación no por medios mágicos sino a través de la acción de los enviados, "apóstoles".

Se trata, pues, de un párrafo que manifiesta la conexión entre la actividad apostólica/predicadora en el contexto eclesial y la comunicación universal de Cristo a todo ser humano y al cosmos.

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net

EVANGELIO

1. Aclaraciones al texto
V.38 Yendo ellos de camino. La traducción litúrgica ha suprimido este dato del texto original. En el evangelio de Lucas se trata de un dato importante.
V.39 Sentada a los pies de. Postura característica de quien buscaba aprender.
Vs.39-40a María escuchaba...Marta se multiplicaba. Dos hechos simultáneos y prolongados (empleo del imperfecto). Hasta aquí la presentación de la escena y de los personajes.
V.40b Hasta que se paró y dijo. Aquí se sitúa el comienzo de la acción. Sobra el hasta que. Traducción más ajustada al original: Llegó Marta y dijo.
V.40 ¡Marta, Marta! La repetición del nombre expresa afecto y preocupación.
V.42 Sólo una cosa es necesaria. La traducción litúrgica ha adoptado la lectura más habitualmente aceptada entre cuatro posibles. Sin embargo, desde un punto de vista de crítica textual la lectura más plausible es probablemente la siguiente: Pero de pocas cosas, incluso de una sola, hay necesidad. Ciertamente, María ha elegido para sí la parte óptima. El término parte está abierto a una doble acepción. Porción de comida; parte escogida a la hora de comportarse.

2. Texto
El texto de este domingo, al igual que el del domingo pasado, es exclusivo del evangelio de Lucas. Esta circunstancia invita a interpretar ambos textos como un díptico en torno a la pregunta que abría el texto del domingo pasado: ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
La mención al camino en el v.38 es importante porque obedece al planteamiento explícito de Lucas desde 9,51 de presentar la vida del cristiano como un caminar hacia una meta.
Una vez más en el evangelio de Lucas, los protagonistas son mujeres. En esta ocasión, dos hermanas. La mención de sus nombres, por un lado, y el posterior lenguaje espontáneo y coloquial, por otro, refuerzan la credibilidad histórica del episodio.
En la presentación de la escena (vs.38-40a), María encarna la escucha de la palabra de Jesús y Marta el desvivirse por el prójimo. Dos maneras de comportarse igualmente necesarias.
Pero, en el v.40b, Marta rompe la coexistencia pacífica de ambas, censurando ante Jesús la manera de comportarse de su hermana.
Con delicadeza, cariño y preocupación Jesús hace ver a Marta lo injusto de su crítica, a la vez que, con lenguaje realista y franco, reivindica la validez y necesidad de la manera de comportarse de María. Estamos ante un nuevo ejemplo de lenguaje espontáneo, directo, que tiene sus raíces en el día a día del trato con los demás. Una paráfrasis de las palabras de Jesús a Marta podría sonar así: Marta, ¿por qué te desvives tanto por mí? ¡Con menos bastaba! ¿Para qué tanto? ¿Y si el problema no está en tu hermana, sino en ti? El problema, Marta, es que, por querer agradarme tanto, te estás perdiendo mis palabras. Sin dejar lo primero, deberías atender también a lo segundo.
En todo el episodio, tanto el evangelista como las dos hermanas se refieren a Jesús como Señor, término bíblico con connotaciones específicamente divinas.

3. Comprensión actualizante
El desvivirse por el prójimo, que el domingo pasado estaba encarnado en el samaritano, hoy lo está en Marta. Dos personajes socialmente marginados; dos personajes modélicos en desvivirse por el prójimo.
Escucha de la palabra de Jesús y desvivirse por el prójimo: dos maneras de comportarse en cristiano. Dos maneras que deben coexistir en cada cristiano, ambas igualmente necesarias.
El problema surge cuando imponemos una a costa y en detrimento de la otra. Éste era el caso de Marta y éste es el caso, también bastante frecuente, en nuestros días.
Jesús equilibra la balanza con rotundidad y nitidez. El desvivirse por el prójimo no debe hacerse a costa ni en detrimento de la escucha de la palabra de Jesús. Esto es lo que el texto de hoy deja meridianamente claro. Ni María a costa de Marta, ni Marta a costa de María. Ni escuchar la palabra de Dios en detrimento del desvivirse por los demás, ni desvivirse por los demás en detrimento de la escucha de la palabra de Dios.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net

NOTAS PARA LA HOMILIA

Hoy más que nunca, podríamos comenzar nuestro comentario al Evangelio, con unos versos que creo pueden ayudarnos a captar la invitación que desde la Palabra se nos hace. Dice Dolores Aleixandre, a propósito de este pasaje:

Señor,
ando inquieta y dispersa
conjugando mil quehaceres.
Voy a pararme,
a sentarme a tus pies,
a estar callada junto a ti
para encontrar mi ser más hondo
a la sombra de tu presencia.

Unos versos que, teniendo como referencia el conocido episodio de Marta y María, queremos nos ayuden a desentrañar el sentido de la Palabra que hoy nos llega. A desentrañar ante todo, qué representan o simbolizan estas dos mujeres, para constatar de ese modo, sí las lecturas que se nos ofrecieron en otros momentos han sido acertadas, han servido a nuestro crecimiento en la fe. En segundo lugar, para desentrañar las dinámicas vitales con que Jesús se manifiesta en esa especie de pre-comunidad eclesial que es la casa de sus amigos en Betania. Y finalmente, para desentrañar los desafíos que lo dicho supone, exige, a nuestra realidad personal y comunitaria.

Respecto a Marta y María, digamos que ambas son como las dos caras de una misma moneda. Así, mientras Marta es el prototipo de la persona atareada que siempre tiene cosas que hacer o resolver, María es de las que esperan y buscan nuevas aportaciones, de la vida y para la vida. De este modo, Marta, atrapada en sus afanes, esclava de sus propias elecciones, esta convencida de sus cumplimientos, por eso, como quien es poseedor de la verdad, no se arredra ante Jesús y le exige, de cara a su hermana, que en lugar de su mensaje, lo que debe inculcarle es lo que ella -Marta- cree. En tanto, María, comprende la noticia que trae Jesús, por eso, a sus pies, como discípula, quiere empaparse de ella. Mientras el discipulado de Marta, como muchos de nuestros propios seguimientos, sigue atado a la Ley, al cumplimiento de lo atávico -y a veces lo arbitrario- como garantía de fidelidad, el discipulado de María se queda con la mejor parte. Opta por el dejarse modelar, por el caminar en la escucha y asumir la fe como crecimiento, como impulso vital, no como seguro acabado y cerrado en sí mismo. Vemos entonces que la tradicional contraposición, vida activa - vida contemplativa, con que muchas veces se ha asociado a las dos hermanas, está bastante lejos del sentido original del texto. En efecto, no se trata de oponer estilos de vida, como sí uno fuese superior al otro, sino de descubrir que estamos llamados a ser activos y contemplativos, a descubrir que una acción sin hospitalidad y sin escucha, sigue pareciéndose a la actitud de Marta y que una contemplación que no devenga en nueva hospitalidad y escucha, no ha surgido del quedarse con la mejor parte como María.

Y precisamente son esta hospitalidad y esta escucha, las dos componentes vitales con las que podríamos decir, Jesús traza indirectamente pero adrede, los rasgos de una comunidad que para él como hombre, será sin duda, espacio de referencia, espacio al cual recurrir en sus necesidades; los rasgos de esta especie de anticipo eclesial que es la casa de sus amigos. En efecto, lo que en Betania sucede desde la llegada de Jesús tiene que ver con el silencio en razón del otro y de nosotros mismos, con el curarnos de las prisas y los agobios, con el sintonizar y sincerarnos con nuestro fondo profundo y el de los demás, en fin, con el escuchar la llamada misteriosa de Dios. Pero esta escucha a su vez está asociada a un previo, a un querer ser. El ser de la hospitalidad, el de la apertura de casas y vidas al otro, al vecino o extranjero, al amigo o simple transeúnte, al rico o pobre, para, conversando, dialogando, intercambiando, crecer en nuevas relaciones, pensamientos y acciones, las relaciones, pensamientos y acciones de la verdadera, profunda, salvadora, amistad.

Dos pincelazos nada más, pero dos pincelazos claros, diáfanos, acerca de por dónde deben pasar hoy los desvelos de la Iglesia cuando se pregunta por el extrañamiento cada vez mayor que se ha abierto entre ella y las angustias y esperanzas de muchos que ya han optado por no golpear a sus puertas. Quizás porque dentro sólo se hayan incubado espíritus cumplidores, afanosos y afanados por tantas y tan importantes cuestiones, que se olvidaron de la mejor parte. Hospitalidad y escucha son en la dinámica de Jesús, el Hijo de Dios, rasgos de un estilo de vida alternativo, más humano y humanizante. ¿Por qué no apostar por ellos amplia y abiertamente en nuestra pastoral? En nuestra reflexión y en nuestras prácticas. Quizás así, parándonos en el estilo vital de Jesús, el estilo que hoy llega y se irradia en Betania como figura de lo que como Iglesia deberíamos irradiar, redescubramos el fondo del mensaje. Y así, redescubriéndolo, revitalicemos nuestras acciones desde el secreto contenido en la mejor parte. Por eso los versos de nuestra teóloga terminan así:

Voy a esperar quietamente,
sosegadamente,
a que en medio de este silencio,
nazca tu Palabra;
a que en mí tierra reseca,
florezca tu Sabiduría.

SERGIO LOPEZ
sergio@dabar.net



PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS

Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria
(Lc 10, 41)

Preguntas y cuestiones
- Revisar nuestro sentido de misterio y el de nuestra actividad apostólica
- Hoy andamos también inquietos y nerviosos con cosas no necesarias ¿tenemos nuestras prioridades adecuadamente situadas?



PARA LA ORACION
Mira con amor a tus hijos, Señor, y ayúdanos para que, llenos de fe, de esperanza y de amor, perseveremos fielmente en el cumplimiento de tu voluntad.
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Dios, Padre nuestro, este pan y este vino nos los has dado tú como frutos de tu amor; haz que sepamos reconocer las otras muchas cosas buenas que nos das en la vida y que sepamos agra¬decértelo con nuestro amor hacia tus hijos, nuestros hermanos.
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Realmente es justo y necesario darte gracias a ti, Palabra creadora, Palabra de vida, energía creadora. De tu palabra vi¬vimos, por tu palabra esperamos, con tu palabra luchamos. Tu palabra es faro de la mar que orienta a los perdidos, rocío de cada aurora que empapa la tierra y hace germinar el fruto, sen¬tido de la vida del hombre que descubre en ella su razón de ser, su meta, su origen y su fin.
Los hombres que escuchan tu palabra, la viven y la transmi¬ten a los demás son destellos de tu presencia entre nosotros, que nos acercan a ti y nos hacen descubrir cuál es la actitud funda¬mental del hombre en la vida: escuchar tu palabra y vivir conforme a ella.
Por eso nosotros ahora, con nuestra humilde palabra, nos atrevemos a entonar un cántico de alabanza a tu Palabra.
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Señor, sabemos y reconocemos que nuestras falsedades y egoísmos nos hacen indignos de tu amor; pero confiamos en que tu Palabra es de amor y de perdón y por eso queremos compro¬meternos a escucharte siempre y a cumplir tu voluntad. Que tu Palabra nos ayude a lograrlo.


LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
Cada día se insiste más en la importancia de la reflexión y de la revisión en cualquier actividad humana; pero cada día es¬tamos más empeñados en estar muy ocupados, llenos de actividades, de reuniones, de visitas, de cosas que hacer. Tene¬mos la sensación de que ya estamos cabalmente preparados para todo, especialmente para vivir como cristianos. Ya de peque¬ños nos enseñaron el catecismo; lo sabemos de memoria, lo co¬nocemos a la perfección; recitamos el credo sin un titubeo. Nos fiamos de todo esto y vivimos una fe de rentas, que no de realidades.
Vamos a despertar de nuestro letargo religioso, a escuchar la Palabra de Dios y a ponerla por obra.

SALUDO
La buena noticia de Dios nuestro Padre, revelada en Cristo Jesús y que nos llega a nosotros con la ayuda del Espíritu Santo, esté siempre con todos vosotros.

ACTO PENITENCIAL
-Tú nos hablas al corazón y a la cabeza y nos ofreces palabras de vida, palabras que sólo tú tienes. Señor, ten piedad.
-Tú nos invitas a escuchar la Palabra de Dios y a ponerla por obra. Cristo, ten piedad.
-Tú nos invitas a acudir junto a ti y encontrar así reposo y paz en la vida. Señor, ten piedad.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Abraham no sólo escucha la Palabra de Dios, sino que, su¬perando los lógicos recelos, confía en la promesa que se le hace. Y, por acoger con toda sinceridad esa palabra, esa promesa se ver cumplida. Abraham se nos presenta, por tanto, como mo¬delo de hombre que escucha, de verdad, la Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 14)
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
También Pablo es ejemplo del hombre que de verdad se ha abierto al Misterio de Dios, del hombre que ha escuchado la Buena Noticia y ha puesto en ella su corazón; del hombre que ha dejado que la Palabra de Dios llene no sólo sus oídos, sino su vida entera.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
Jesús quiere insistir en algo fundamental en la vida del cre¬yente: estar atentos a escuchar la Palabra de Dios; esa es la mejor parte, es la mejor tarea que el hombre puede realizar porque Dios le está diciendo al hombre una Palabra de salva¬ción y de vida.

ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos a Dios, que es en verdad nuestro Padre, y confie¬mos en El con todo nuestro corazón:
-Para que en las tareas de la Iglesia ocupe siempre un lugar destacado la escucha de la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.
-Para que no nos limitemos a vivir de lo aprendido de pequeños y estemos dispuestos a redescubrir, día a día, a Dios y a su plan de amor y de vida para con nosotros. Roguemos al Señor.
-Para que superemos nuestros prejuicios y nuestras suposicio¬nes y escuchemos lo que Dios nos dice, no lo que queremos escuchar. Roguemos al Señor.
-Para que nuestra comunidad (parroquial) esté siempre aten¬ta a escuchar la Palabra de Dios y enseñe, con su actitud, a escuchar a otros. Roguemos al Señor.
Oración: Escucha, Padre, las oraciones de tu Iglesia y da cumplimiento a las peticiones de quienes confiamos en ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

DESPEDIDA
Que nuestra vida no sea sólo un continuo correr; que en¬contremos tiempo para escuchar, con seriedad y serenidad, la Palabra de Dios; una Palabra que no viene a imponernos cargas pesadas, sino a darnos una Buena Noticia.




CANTOS PARA LA CELEBRACION
Entrada: Vamos cantando al Señor (1CLN-A 1); Con nosotros está el Señor (disco “15 Nuevos cantos para la Misa” de Erdozáin); Cristo, alegría del mundo (1CLN-654); Alabaré, alabaré; Me adelantaré hasta el altar de Dios (3ª estrofa).
Salmo: LdS.
Aleluya: de Taulé (2CLN-E 5).
Ofertorio: del disco “15 Cantos para la Cena del Señor” de Erdozáin.
Santo: de Palazón (2CLN-I 8).
Comunión: Oh, Señor, delante de ti (disco “16 Cantos para la Misa”); Te conocimos, Señor, al partir el pan (1CLN-O 25); Junto a ti al caer de la tarde (CB-108); Altísimo Señor.
Final: Yo tengo un amigo que me ama (disco “Jesús nuestro amigo” de Gabaráin).



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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WebJCP | Abril 2007