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sábado, 26 de junio de 2010

PALABRA PARA LA MISIÓN: Discípulos libres y fieles para amar y servir

XIII Domingo del T. O.
Año C - 27.6.2010 / Publicado por Euntes

1Reyes 19,16.19-21 / Salmo 15/16 / Gálatas 5,1.13-18
Lucas 9,51-62

Reflexiones

¿Por qué Jesús se encamina con paso firme hacia Jerusalén? Lucas escribe un preámbulo importante (Evangelio): para Jesús se iba cumpliendo el tiempo de su Pascua de muerte y resurrección y Él “tomó la decisión de ir a Jerusalén” (v. 51; cf Jn 13,1). Para indicar una decisión firme, en el lenguaje bíblico (cf Is 50,7) se diría: Jesús ‘endureció el rostro’; hoy nosotros diríamos: ‘apretó los dientes’ y emprendió ese viaje decisivo. En el trayecto de este gran viaje, Lucas condensa 10 intensos capítulos de enseñanzas, milagros, parábolas de Jesús. Toda la vida de Jesús se presenta como un viaje: un viaje desde el Padre al mundo y del mundo al Padre, pero, a la vez, un viaje por las rutas del mundo, caminando con la humanidad y con la Iglesia: “Yo estoy con ustedes todos los días” (Mt 28,20).

Igualmente, la vida del discípulo se presenta como un camino siguiendo los pasos de Cristo. Creer significa caminar con Él, recorrer con Él la misma ruta. En el libro de los Hechos, Lucas llama todo el movimiento inaugurado por Jesús con el nombre de “Camino” (Hch 9,2; 19,9; 19,23; 24,22). En este Camino, es decir, en el seguimiento de Cristo, los discípulos van a encontrar obstáculos, impedimentos, caídas, derrotas... Lo mismo que le ocurrió a Jesús. Él acaba de emprender, con determinación, la ida hacia Jerusalén y enseguida los samaritanos le impiden el paso. Pero Jesús no los condena, antes bien enseña a los discípulos a no vengarse con amenazas de fuego (v. 54-56). El único fuego que Jesús ha venido a traer (Lc 12,49) y que la tierra necesita es el Espíritu Santo, el único capaz de transformar el corazón de las personas.

Jesús emprende enseguida su camino, un camino imparable. Y “mientras iban de camino” (v. 57) -es el camino de Jesús y el de sus discípulos- Lucas coloca emblemáticamente tres casos de vocaciones, con las correspondientes respuestas de Jesús, todas proverbiales y radicales. En los tres casos aparece el verbo ‘seguir’ (v. 57.59.61), como para indicar el movimiento propio del discípulo que sigue los pasos del Maestro. En el primer caso, Jesús detiene al espontáneo, invitándolo a discernir sobre las consecuencias del seguimiento (v. 57-58). En el segundo, Jesús estimula al tradicionalista para que vaya más allá de las costumbres de siempre (v. 59-60). En el tercero, Jesús exhorta al perezoso a asumir la urgencia prioritaria del Reino que ha de anunciar y servir (v. 61-62). En este contexto vocacional, la liturgia de hoy presenta también la invitación al nuevo profeta Eliseo, llamado a suceder a Elías (I lectura).

Son exigencias que corresponden a todo cristiano, llamado a seguir los pasos de Cristo. Con atención particular para las vocaciones de especial consagración. (*) Sin embargo, más que de exigencias, hay que hablar de ‘tres dones de libertad’, que el Señor hace a los que Él llama y que deciden seguirle. En efecto, Jesús libera de las esclavitudes que radican en las cosas (algunas pueden incluso faltar), en los afectos (el anuncio del Reino vale más que los lazos familiares), en el propio pasado (la novedad del Reino es prioritaria). La fidelidad al llamado de Cristo nos hace libres para amar y servir mejor a los hermanos (oración colecta). Tal es el gozo pleno para el que sigue al Señor “en el sendero de la vida” (salmo responsorial). Es el gozo de quien experimenta la libertad de Cristo (II lectura).


Cabe recordar en este contexto el comentario de un amigo periodista: “Hoy, igual que hace dos mil años, Cristo pide a millones de personas que lo sigan con una decisión radical, sin añoranzas. ¡La llamada! No para el servicio militar o para embarcarse, ni para un puesto de trabajo... Sino para decidir sobre la propia vida. No existe, quizás, un momento más solemne, cargado de consecuencias para cada uno, cuando se escucha la llamada y uno decide. Para todos llega ese momento. Para millones de hombres y mujeres, esa llamada viene de un personaje histórico preciso: Jesús de Nazaret. Su voz, descodificada de mil maneras, tiene siempre el mismo imperativo: ‘Sígueme’. Obviamente, esto no es asunto sólo de monjes, religiosas, curas o contemplativos. Hay para cada uno una vocación al seguimiento, al discipulado de Jesús: soltero, casado, intelectual, comerciante, actriz...” (Horacio Petrosillo). Libertad, fidelidad, gozo, son las notas de una persona llamada a llevar por doquier el Evangelio… hasta la última llamada del Señor.



Palabra del Papa

(*) “El corazón del creyente, lleno de amor divino, se ve empujado a dedicarse totalmente a la causa del Reino... Según el explícito mandato del Señor, hemos de implorar el don de la vocación en primer lugar rezando incansablemente y juntos al «dueño de la mies». La invitación está en plural: «Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Mt 9, 38)... El buen Pastor nos invita, pues, a rezar al Padre celestial, a rezar unidos y con insistencia, para que Él envíe vocaciones”.

Benedicto XVI
Mensaje para la Jornada mundial de Oración por las Vocaciones, (2007)



Siguiendo los pasos de los Misioneros

- 27/6: Día para la Caridad del Papa.

- 28/6: S. Ireneo (135-202 ca.), nacido en Esmirna (Asia Menor), discípulo de S. Policarpo, fue obispo de Lyon, gran evangelizador de Francia; es uno de los Padres de la Iglesia.

- 29/6: SS. Pedro y Pablo, Apóstoles, misioneros y fundadores de la Iglesia de Roma, martirizados bajo el emperador Nerón (+64-67 ca.).

- 29/6: B. Ramón Llull (Mallorca, 1235-1316), terciario franciscano, estudioso y escritor; fue como misionero a África para instaurar un diálogo fraterno con los sarracenos; fue encarcelado y martirizado.

- 30/6: B. Basilio Velyckovskyj (1903-1973), obispo y mártir greco-católico ucraniano; perseguido duramente en su patria, fue expulsado y murió exiliado en Winnipeg (Canadá), debido a una dosis de veneno de efecto lento, que le administraron antes de la expulsión (1972).

- 1/7: S. Oliverio Plunkett (1629-1681), nacido en Irlanda, estudió en Roma y enseñó teología en el Colegio de Propaganda Fide; fue arzobispo de Armagh (Irlanda) y martirizado en Londres.

- 1/7: B. Ignacio Falzon, clérigo de Malta (La Valeta, 1813-1865), entregado a la instrucción cristiana y a la conversión de militares y marineros.

- 1/7: B. Antonio Rosmini (1797-1855), sacerdote y fundador, hombre de extraordinaria profundidad de pensamiento y vida cristiana. Por algunos escritos fue incomprendido y condenado injustamente por la Iglesia, hacia la cual mantuvo siempre amor y obediencia. Fue beatificado en 2007.

- 3/7: S. Tomás, apóstol, profesó su fe en Cristo resucitado y, según la tradición, evangelizó en la India.

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WebJCP | Abril 2007