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lunes, 3 de mayo de 2010

Virus Vocacionales


Por Juan Carlos, cmf

Hoy la gente se preocupa muchísimo por su salud. Se mide la tensión, se hace análisis y chequeos y hasta examina cada vez más la composición de los alimentos del supermercado, para que no se cuele ningún transgénico dañino.

Todos hablamos de virus. Hay por todos sitios: en el equipo de música, en el mp-4, en el móvil, en la tele, e incluso hasta en las hasta hace poco inocuas carne y verduras. Y hay también virus vocacionales. Son muy peligrosos porque imposibilitan o dañan la toma de las decisiones más importantes. De ellos casi nadie se preocupa. Flotan en el ambiente sin darnos cuenta; entran en nuestra familia, nuestras costumbres, lo más íntimo de nuestra personalidad. Se cuelan con el periódico, la radio, el cine, la tele, la valla publicitaria de la esquina. Incluso en la forma de hablar de los vecinos y en las directrices de las multinacionales. Cambian hábitos de vida y pueden fulminar en un santiamén el proyecto de presente y de futuro de cualquiera. Lo más peligroso de ellos es que toman formas agradables, de sensatez y cordura, mientras inoculan su peligroso veneno sin que nos apercibamos de ello.

Por ejemplo, entre los jóvenes está extendido el virus de las marcas. Si no llevas ropa firmada, no eres nadie. O el virus del disfrute. Divertirse es “lo más”, cueste lo que cueste. Incluso si para ello hay que pisar y machacar a los semejantes.Otros virus que contaminan el proyecto de ser persona son los de la belleza física y delgadez por encima de todo, el miedo al futuro, la incomunicación super-comunicada, la costumbre de resolver los conflictos violentamente, el culto al dinero, el voraz consumismo, la sexualidad sin amor, las drogas blandas y duras, la incultura de la imagen, la video-juegomanía, la fugacidad de las relaciones, la música convertida en ruido, el racismo y la xenofobia. Tales virus se instalan como lo más natural del mundo.

¿Qué daño pueden hacer las ideas?, se dicen muchos. ¿Quién cae en la cuenta de que las “malas ideas” terminan por convertirse en daños tremendos? Y mientras nos compramos rápidamente un antivirus para el ordenador nadie vende por ahí caretas antigases para el alma.Los sabios de todos los tiempos presentan un camino muy eficaz, que consiste en despertar por dentro para no quedarse sin defensas. El que está alerta, el que ha visto mínimamente claro, no se deja engañar cuando, por ejemplo, le presentan una anoréxica como modelo de belleza femenina; le inoculan la tesis de que en las guerras está muy claro quiénes son los buenos y quienes los malos, o les aseguran que los inmigrantes son chusma de delincuentes que vienen a quitarnos el pan.El mensaje de Jesús sigue siendo válido hoy día: “La verdad os hará libres”.

Profundizar en la propia verdad, porque en el fondo de nosotros estamos bien hechos, es el mejor modo de protegernos de los agentes externos negativos. Bajo nuestros pies se extienden dos campos magnéticos: uno cargado de pensamientos negativos, tristes y derrotistas que mueven a la depresión, el crimen, la amargura; y otro que condensa todas las ideas positivas de gente buena y sencilla, que cree en el amor con esperanza. En cierto modo la responsabilidad de la Pastoral Vocacional es ayudar a conectarse con el mejor. En ello hemos de estar.

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WebJCP | Abril 2007