Publicado por Catequistas.org
1. Notas sobre la Sagrada Escritura. Lecturas Litúrgicas del Domingo actual
El tiempo ordinario del año se acerca a su fin. La Iglesia recuerda los mensajes de Jesús cuando ya su vida terrena se acerca a la cumbre. La humildad y la sencillez están en el centro de su atención. Rechaza a los fariseos y alaba a los humildes.
Primera lectura: 1 Reyes 17. 10-16
Una viuda mantuvo al Profeta Elías y recibió su recompensa por haber atendido a un profeta. Siempre serán los sencillos y los humildes los que hagan las cosas grandes a los ojos de Dios.
“Partió Elías y se fue a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una viuda que estaba juntando leña. La llamó y le dijo: "Por favor, tráeme en un jarro un poco de agua para beber".
Mientras ella lo iba a buscar, la llamó y le dijo: "Tráeme también en la mano un pedazo de pan".
Pero ella respondió: "¡Por la vida del Señor, tu Dios! No tengo pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a preparar un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos".
Elías le dijo: "No temas. Ve a hacer lo que has dicho, pero antes prepárame con eso una pequeña galleta y tráemela; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así habla el Señor, el Dios de Israel:
El tarro de harina no se agotará ni el frasco de aceite se vaciará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la superficie del suelo".
Ella se fue e hizo lo que le había dicho Elías, y comieron ella, él y su hijo, durante un tiempo.
El tarro de harina no se agotó ni se vació el frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por medio de Elías.
Segunda lectura: Hebreos 9. 24-28.
En la Carta a los Hebreos el autor sigue bendiciendo al Señor que quiso humillarse y ofrecer su vida por los humildes.
Pues no penetró Cristo en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro, y no para ofrecerse a sí mismo repetidas veces al modo como el Sumo Sacerdote entra cada año en el santuario con sangre ajena.
Para ello habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Sino que se ha manifestado ahora una sola vez, en la plenitud de los tiempos, para la destrucción del pecado mediante su sacrificio.
Y del mismo modo que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio, así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, se aparecerá por segunda vez sin relación ya con el pecado a los que le esperan para su salvación.
Tercera lectura: Marcos 12- 38-44
En aquel tiempo Jesús les dijo:: "Cuidaos de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad".
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.
Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Os aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir".
La limosna atrae la bendición de Dios y produce abundantes frutos; es defensa de la esperanza, tutela de la fe, medicina del pecado, está al alcance del que la quiere efectuar, grande y fácil a la vez, sin peligro de que nos persigan por ella, corona de la paz, verdadero y máximo don de Dios, necesaria para los débiles, gloriosa para los fuertes. Con ella el cristiano alcanza la gracia espiritual, consigue el perdón de Cristo juez y cuenta a Dios entre sus deudores
Es un hecho que los pobres suelen dar limosna con gran prontitud. Es lógico que sea así, ya que conocen lo duro que es la carencia de algo necesario; si se dan cuenta de que otro está peor que ellos, ayudan.
Pero la raíz de la limosna para un cristiano va más lejos que cubrir las necesidades de los desposeídos. No se trata sólo de eliminar lo superfluo, ni es sólo un acto de solidaridad con el que necesita ayuda. El cristiano debe ver a Cristo en los demás. Aquí podemos ver una solidaridad sorprendente entre los hombres encabezada por el mismo Cristo que quiere que le veamos a Él al mirar al necesitado.
Una viuda pobre se adelanta para dejar su ofrenda en el tesoro del Templo y entrega al sacerdote “dos leptos”, dice san Marcos, quien se apresura a aclarar a sus lectores romanos: “que hacen un cuadrante”. La cuarta parte de un as, una moneditas de bronce de valor ínfimo. Pero, según Jesús, ha echado más que todos, porque los demás han dado a Dios de lo que les sobraba, y ella en su pobreza ha entregado todo lo que tenía para vivir
¿Qué pensaba aquella buena mujer cuando se dirigía con sus pobres ahorros a hacer una limosna en el Templo de Dios? No lo sabemos. Pero es fácil suponer que no pensaría en la resonancia de su gesto entre millones de seguidores de aquel desconocido allí presente como uno más en la puerta del Templo. Lo más probable es que recordase lo alabada que es la limosna en la Sagrada Escritura; y al mismo tiempo le viniese a la cabeza que se quedaba sin nada para comer aquel día.
Es impensable el caminar de aquella viuda sin verla muy metida en la presencia del Dios Altísimo. Hay cosas que sólo se pueden hacer cuando se tiene fe. Y ella la tenía abundante.
En el libro de Tobías se recogen estas palabras que resonarían en la memoria de aquella buena mujer: “Si tienes abundancia en bienes, haz de ellos limosna; y si éstos fuesen escasos, según tu escasez no temas hacerla. Con ello atesoras un depósito para el día de la necesidad, pues la limosna libra de la muerte y preserva de caer en las tinieblas; es un buen regalo la limosna en la presencia del Altísimo para todos los que la hacen.
Bien sabía ella que sus dineros era muy poca cosa y poco podía ayudar a otros su limosna, aunque quizá pensase que otros más pobres podían beneficiarse de aquel pequeño don, pero es más probable que le moviese el deseo de dar culto a Dios con un sacrificio costoso para ella, así purificaría su alma, pues el agua apaga la ardiente llama, y la limosna expía los pecados. Su limosna era oración, pero oración difícil que se hace sacrificio y contiene deseos de purificación del alma ante Dios.
Poco antes Jesús acababa de avisar a sus discípulos para que no incurran en la hipocresía de los fariseos; la fe de la pobre viuda le presta una ocasión preciosa para concretar esa enseñanza. Sentado Jesús frente al gazofilacio, miraba cómo la gente echaba en él monedas de cobre, y bastantes ricos echaban mucho. Y al llegar una viuda pobre, echó dos monedas, que hacen una cuarta parte de un as. Llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo que esta viuda ha echado más en el gazofilacio que todos los otros, pues todos han echado algo de lo que les sobraba; ella en cambio, en su necesidad, ha echado todo lo que tenía, todo su sustento.
Jesús explica como Dios ve las cosas. La viuda generosa da una lección callada de actuar cara a Dios. Conductas similares han florecido en la Iglesia a lo largo de los siglos, basta recordar a San Antonio Abad que al escuchar el consejo de Jesús al joven rico de vender lo que tenía y dárselo a los pobres, lo hizo en sentido literal y se retiró al desierto; San Francisco, cuyo padre era rico, vive la santa pobreza hasta el punto de desprenderse de sus vestidos y vivir de limosna.
Pero ¿es posible y conveniente a todo el mundo vivir la pobreza de ese modo? No parece. Por otra parte ¿a quién pedir limosna si todos lo entregan todo y piden? El desprendimiento es esencial para vivir todos en la pobreza; también es necesario trabajar mucho. Después cada uno deberá concretar en sus circunstancias personales si realmente vive la pobreza cristiana o se ha introducido la comodidad, el orgullo o la vanidad. La limosna es un aspecto concreto de la pobreza cristiana que conviene meditar.
Siempre será necesario dar limosna, pues ya Jesús dijo que pobres los tenéis siempre entre vosotros. Por desarrollada que esté la humanidad, siempre se darán desgracias, gente menos dotada, guerras, catástrofes y mil imponderables que requieren acciones urgentes y no sólo buenas palabras. Entre esas acciones urgentes está la limosna. Algunos necesitarán de la misericordia de otros que les ayudan en situaciones difíciles, pero los beneficios de la limosna se extienden al que la hace. El que da limosna vive la caridad pero él mismo aprende mucho al dar, pues separa lo necesario y lo superfluo.
Mucho es lo superfluo en la vida de los hombres, se puede observar un auténtico derroche y despilfarro de bienes en el mundo. Las riquezas naturales son abundantes y crecen en la medida en que los hombres aplican su trabajo a la creación. Pero el uso superfluo de esas riquezas es muy frecuente.
Estrictamente necesarios son el alimento, el vestido y la vivienda. Sin estos bienes se está en la miseria y no se puede vivir con dignidad. Pero es deseable que los hombres se alimenten bien, se vistan bien y tengan viviendas holgadas; no suele bastar con lo necesario para sobrevivir.
Muy cerca de lo necesario se dan muchas estructuras que permiten que el mundo progrese y haya bienes para todos en un mundo que crece en población. Hoy día viven muchos millones más de personas en el mundo que en los siglos pasados y sobran alimentos en muchas zonas de la sociedad, cuando en otras épocas el hambre y las enfermedades consiguientes eran algo frecuente. Existen además otros bienes como carreteras, hospitales, arte, fábricas e incluso las mil formas de diversión. ¿Son superfluas estas estructuras?
+ + + +
Muchos bienes tienen un claro uso superfluo, se gasta y se malgasta con abundancia. Si se dirigiesen los gastos superfluos a usos verdaderamente necesarios muy posiblemente se solucionarían la mayoría de los problemas de hambre y subdesarrollo de la humanidad. Pensemos en los gastos de armamento en todo el mundo; es necesaria la defensa, pero parece claro que hay un exceso de armas para matar o para defenderse, algo está mal planteado en este terreno.
Miremos los gastos de diversión, los millones de dineros que se consumen cada año es enorme y llevan a pensar en exceso más que en satisfacer el legítimo descanso. A eso podemos añadir los gastos de juegos de azar, o en actividades directamente pecaminosas como la prostitución, la droga, el alcoholismo etc.
La suma de tanto despilfarro produce escalofrío, especialmente si la comparamos con la necesidades urgentes de tantos miserables como existen en el mundo. Es cierto que la causa última de este derroche egoísta está en el pecado original, pero también en tantos egoísmos personales que se han introducido en la cultura como algo necesario y no lo son: son superfluos. Hagamos examen personal antes de arrojar la piedra sobre los demás, y seguro que surgen deseos de recortar gastos o de hacer limosna más diligentemente.
Muchos, a pesar que tienen de sobras, ni siquiera se dan cuenta de los dolores del pobre. Si viesen esos sufrimientos, o los padeciesen una temporada, es muy probable que fuesen más generosos con los bienes de que disfrutan en la vida. Por otra parte basta leer la vida en los campos de concentración, tan abundantes en este cruel siglo XX, para comprobar que se puede vivir con dignidad y muy pocas cosas.
1 Experiencia
Observar todas las personas y organismos (ONGs ) que se dedican a ayudar a los demás. Informarse de cómo funciona Cáritas o la Cruz Roja en la propia ciudad o localidad. Ver que otros cauces hay para ayudar a los necesitados. Si es posible tener un encuentro o entrevista con alguien que trabaje en uno de los lugres de referencia.
Si es posible se busca en Internet, “gestos de misericordia” y se comenta alguno de ellos
2 Reflexión
Hablar de la misericordia y del a solidaridad como valores centrales del mensaje de Cristo. El vino y tuvo compasión de los pecadores y por eso se entregó a la muerte para salvarlos del pecado. Es precisamente el eje de su misteriosa vida de Dios encarnado, de Salvador, de Redentor.
Es importante personalizar y llevar a la práctica algún gesto o hecho de ayuda o de solidaridad.
3 Acción
Buscar los gestos de Jesús en el Evangelio, cuando tuvo compasión o manifestó su misericordia. Cada uno del grupo o de la clase elige un gesto y prepara unas frases en una media hoja de papel. Luego la coloca en un mural a la vista de todos
4. Participación
Se tiene una mesa redonda o debate en torno a cuál de las hojas expuesta, con el gesto selecto propuesto como mejor, se ajusta más a la idea que late en la alabanza que Jesús dirigió a la viuda que puso su pequeña moneda en el templo
5. Interiorización
Luego de haber llegado a un acuerdo, se eleva a Dios una plegaria iniciada por el catequista o profesor pidiendo a Dios un corazón compasivo. Importante es que la plegaria vaya en conformidad con los gestos evangélicos recopilados y convertidos en objeto de reflexión y comparación
Para pequeños
Sobre la imagen que se adjunto aquí , se pueden escribir frases que sugiere. Y se invita a los niños a poner en las manos que se extienden hacia ellos cosas que les hagan bien: comida, libros, una entrada para ir a una escuela, vestido, catequesis, amigos… Los niños deben decir lo que entra en sus intereses y en su vida. El educador debe orientar la reflexión a presentar todo lo bueno que hay en la vida como un don de Dios
Para medianos
Buscar textos que hablen de la compasión y de la misericordia en el Evangelio. Construir con ellos una pirámide poniendo abajo los que más directamente hacen pensar en los hombres necesitados y en la cumple los que más insinúan que son gestos de amor a Dios. Cada alumnos o miembro del grupo puede buscar y presentar dos o tres y explicarlos
Luego se dice como los podemos llevar a nuestra vida. Se fabrica un programa práctico de realización.
Para mayores
Buscar los gestos de compasión en los profetas. Cada gesto profético se busca alguna referencia o acercamiento a alguna enseñanza de Jesús. Se prepara cada uno su gesto y lo convierte en un plan de vida para una semana. Si es posible, al fin de la semana se da cuenta de si se ha cumplido o se ha olvidado.
Es mejor que cada uno busque uno y lo proyecta a la práctica que resulte capaz de aludir a varios si luego le resbala las conclusiones
Vocabulario Interesante Limosna. Compasión. Misericordia. Ayuda. Solidaridad. Dádiva. Don. Beneficio. Auxilio. Socorro. Donativo. Pobreza. Miseria. Escasez.
Libros interesantes pueden ser
Compasión . Katerina. Lechmanova. Salamanca, Sígueme . 2005
Compasión. Julie Garwood. Barcelona. Ed. B S.A. 2005
Amor y compasión. Destellos de de sabiduría en los ángeles del amor. Elisabeth Clare Prophet. Madrid Protocia. 2002
Bienaventurados los misericordiosos: sufrimiento de los hombres y compasión de Dios. Madre Philippe. Madrid. Renovación carismática 2003
El tiempo ordinario del año se acerca a su fin. La Iglesia recuerda los mensajes de Jesús cuando ya su vida terrena se acerca a la cumbre. La humildad y la sencillez están en el centro de su atención. Rechaza a los fariseos y alaba a los humildes.
Primera lectura: 1 Reyes 17. 10-16
Una viuda mantuvo al Profeta Elías y recibió su recompensa por haber atendido a un profeta. Siempre serán los sencillos y los humildes los que hagan las cosas grandes a los ojos de Dios.
“Partió Elías y se fue a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una viuda que estaba juntando leña. La llamó y le dijo: "Por favor, tráeme en un jarro un poco de agua para beber".
Mientras ella lo iba a buscar, la llamó y le dijo: "Tráeme también en la mano un pedazo de pan".
Pero ella respondió: "¡Por la vida del Señor, tu Dios! No tengo pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a preparar un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos".
Elías le dijo: "No temas. Ve a hacer lo que has dicho, pero antes prepárame con eso una pequeña galleta y tráemela; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así habla el Señor, el Dios de Israel:
El tarro de harina no se agotará ni el frasco de aceite se vaciará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la superficie del suelo".
Ella se fue e hizo lo que le había dicho Elías, y comieron ella, él y su hijo, durante un tiempo.
El tarro de harina no se agotó ni se vació el frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por medio de Elías.
Segunda lectura: Hebreos 9. 24-28.
En la Carta a los Hebreos el autor sigue bendiciendo al Señor que quiso humillarse y ofrecer su vida por los humildes.
Pues no penetró Cristo en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro, y no para ofrecerse a sí mismo repetidas veces al modo como el Sumo Sacerdote entra cada año en el santuario con sangre ajena.
Para ello habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Sino que se ha manifestado ahora una sola vez, en la plenitud de los tiempos, para la destrucción del pecado mediante su sacrificio.
Y del mismo modo que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio, así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, se aparecerá por segunda vez sin relación ya con el pecado a los que le esperan para su salvación.
Tercera lectura: Marcos 12- 38-44
En aquel tiempo Jesús les dijo:: "Cuidaos de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad".
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.
Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Os aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir".
La limosna atrae la bendición de Dios y produce abundantes frutos; es defensa de la esperanza, tutela de la fe, medicina del pecado, está al alcance del que la quiere efectuar, grande y fácil a la vez, sin peligro de que nos persigan por ella, corona de la paz, verdadero y máximo don de Dios, necesaria para los débiles, gloriosa para los fuertes. Con ella el cristiano alcanza la gracia espiritual, consigue el perdón de Cristo juez y cuenta a Dios entre sus deudores
Es un hecho que los pobres suelen dar limosna con gran prontitud. Es lógico que sea así, ya que conocen lo duro que es la carencia de algo necesario; si se dan cuenta de que otro está peor que ellos, ayudan.
Pero la raíz de la limosna para un cristiano va más lejos que cubrir las necesidades de los desposeídos. No se trata sólo de eliminar lo superfluo, ni es sólo un acto de solidaridad con el que necesita ayuda. El cristiano debe ver a Cristo en los demás. Aquí podemos ver una solidaridad sorprendente entre los hombres encabezada por el mismo Cristo que quiere que le veamos a Él al mirar al necesitado.
2. Reflexión. ¿Qué nos dicen estas lecturas?
Una viuda pobre se adelanta para dejar su ofrenda en el tesoro del Templo y entrega al sacerdote “dos leptos”, dice san Marcos, quien se apresura a aclarar a sus lectores romanos: “que hacen un cuadrante”. La cuarta parte de un as, una moneditas de bronce de valor ínfimo. Pero, según Jesús, ha echado más que todos, porque los demás han dado a Dios de lo que les sobraba, y ella en su pobreza ha entregado todo lo que tenía para vivir
¿Qué pensaba aquella buena mujer cuando se dirigía con sus pobres ahorros a hacer una limosna en el Templo de Dios? No lo sabemos. Pero es fácil suponer que no pensaría en la resonancia de su gesto entre millones de seguidores de aquel desconocido allí presente como uno más en la puerta del Templo. Lo más probable es que recordase lo alabada que es la limosna en la Sagrada Escritura; y al mismo tiempo le viniese a la cabeza que se quedaba sin nada para comer aquel día.
Es impensable el caminar de aquella viuda sin verla muy metida en la presencia del Dios Altísimo. Hay cosas que sólo se pueden hacer cuando se tiene fe. Y ella la tenía abundante.
En el libro de Tobías se recogen estas palabras que resonarían en la memoria de aquella buena mujer: “Si tienes abundancia en bienes, haz de ellos limosna; y si éstos fuesen escasos, según tu escasez no temas hacerla. Con ello atesoras un depósito para el día de la necesidad, pues la limosna libra de la muerte y preserva de caer en las tinieblas; es un buen regalo la limosna en la presencia del Altísimo para todos los que la hacen.
Bien sabía ella que sus dineros era muy poca cosa y poco podía ayudar a otros su limosna, aunque quizá pensase que otros más pobres podían beneficiarse de aquel pequeño don, pero es más probable que le moviese el deseo de dar culto a Dios con un sacrificio costoso para ella, así purificaría su alma, pues el agua apaga la ardiente llama, y la limosna expía los pecados. Su limosna era oración, pero oración difícil que se hace sacrificio y contiene deseos de purificación del alma ante Dios.
Poco antes Jesús acababa de avisar a sus discípulos para que no incurran en la hipocresía de los fariseos; la fe de la pobre viuda le presta una ocasión preciosa para concretar esa enseñanza. Sentado Jesús frente al gazofilacio, miraba cómo la gente echaba en él monedas de cobre, y bastantes ricos echaban mucho. Y al llegar una viuda pobre, echó dos monedas, que hacen una cuarta parte de un as. Llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo que esta viuda ha echado más en el gazofilacio que todos los otros, pues todos han echado algo de lo que les sobraba; ella en cambio, en su necesidad, ha echado todo lo que tenía, todo su sustento.
Jesús explica como Dios ve las cosas. La viuda generosa da una lección callada de actuar cara a Dios. Conductas similares han florecido en la Iglesia a lo largo de los siglos, basta recordar a San Antonio Abad que al escuchar el consejo de Jesús al joven rico de vender lo que tenía y dárselo a los pobres, lo hizo en sentido literal y se retiró al desierto; San Francisco, cuyo padre era rico, vive la santa pobreza hasta el punto de desprenderse de sus vestidos y vivir de limosna.
Pero ¿es posible y conveniente a todo el mundo vivir la pobreza de ese modo? No parece. Por otra parte ¿a quién pedir limosna si todos lo entregan todo y piden? El desprendimiento es esencial para vivir todos en la pobreza; también es necesario trabajar mucho. Después cada uno deberá concretar en sus circunstancias personales si realmente vive la pobreza cristiana o se ha introducido la comodidad, el orgullo o la vanidad. La limosna es un aspecto concreto de la pobreza cristiana que conviene meditar.
Siempre será necesario dar limosna, pues ya Jesús dijo que pobres los tenéis siempre entre vosotros. Por desarrollada que esté la humanidad, siempre se darán desgracias, gente menos dotada, guerras, catástrofes y mil imponderables que requieren acciones urgentes y no sólo buenas palabras. Entre esas acciones urgentes está la limosna. Algunos necesitarán de la misericordia de otros que les ayudan en situaciones difíciles, pero los beneficios de la limosna se extienden al que la hace. El que da limosna vive la caridad pero él mismo aprende mucho al dar, pues separa lo necesario y lo superfluo.
Mucho es lo superfluo en la vida de los hombres, se puede observar un auténtico derroche y despilfarro de bienes en el mundo. Las riquezas naturales son abundantes y crecen en la medida en que los hombres aplican su trabajo a la creación. Pero el uso superfluo de esas riquezas es muy frecuente.
Estrictamente necesarios son el alimento, el vestido y la vivienda. Sin estos bienes se está en la miseria y no se puede vivir con dignidad. Pero es deseable que los hombres se alimenten bien, se vistan bien y tengan viviendas holgadas; no suele bastar con lo necesario para sobrevivir.
Muy cerca de lo necesario se dan muchas estructuras que permiten que el mundo progrese y haya bienes para todos en un mundo que crece en población. Hoy día viven muchos millones más de personas en el mundo que en los siglos pasados y sobran alimentos en muchas zonas de la sociedad, cuando en otras épocas el hambre y las enfermedades consiguientes eran algo frecuente. Existen además otros bienes como carreteras, hospitales, arte, fábricas e incluso las mil formas de diversión. ¿Son superfluas estas estructuras?
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Muchos bienes tienen un claro uso superfluo, se gasta y se malgasta con abundancia. Si se dirigiesen los gastos superfluos a usos verdaderamente necesarios muy posiblemente se solucionarían la mayoría de los problemas de hambre y subdesarrollo de la humanidad. Pensemos en los gastos de armamento en todo el mundo; es necesaria la defensa, pero parece claro que hay un exceso de armas para matar o para defenderse, algo está mal planteado en este terreno.
Miremos los gastos de diversión, los millones de dineros que se consumen cada año es enorme y llevan a pensar en exceso más que en satisfacer el legítimo descanso. A eso podemos añadir los gastos de juegos de azar, o en actividades directamente pecaminosas como la prostitución, la droga, el alcoholismo etc.
La suma de tanto despilfarro produce escalofrío, especialmente si la comparamos con la necesidades urgentes de tantos miserables como existen en el mundo. Es cierto que la causa última de este derroche egoísta está en el pecado original, pero también en tantos egoísmos personales que se han introducido en la cultura como algo necesario y no lo son: son superfluos. Hagamos examen personal antes de arrojar la piedra sobre los demás, y seguro que surgen deseos de recortar gastos o de hacer limosna más diligentemente.
Muchos, a pesar que tienen de sobras, ni siquiera se dan cuenta de los dolores del pobre. Si viesen esos sufrimientos, o los padeciesen una temporada, es muy probable que fuesen más generosos con los bienes de que disfrutan en la vida. Por otra parte basta leer la vida en los campos de concentración, tan abundantes en este cruel siglo XX, para comprobar que se puede vivir con dignidad y muy pocas cosas.
3. Esquema directivo para una Catequesis
1 Experiencia
Observar todas las personas y organismos (ONGs ) que se dedican a ayudar a los demás. Informarse de cómo funciona Cáritas o la Cruz Roja en la propia ciudad o localidad. Ver que otros cauces hay para ayudar a los necesitados. Si es posible tener un encuentro o entrevista con alguien que trabaje en uno de los lugres de referencia.
Si es posible se busca en Internet, “gestos de misericordia” y se comenta alguno de ellos
2 Reflexión
Hablar de la misericordia y del a solidaridad como valores centrales del mensaje de Cristo. El vino y tuvo compasión de los pecadores y por eso se entregó a la muerte para salvarlos del pecado. Es precisamente el eje de su misteriosa vida de Dios encarnado, de Salvador, de Redentor.
Es importante personalizar y llevar a la práctica algún gesto o hecho de ayuda o de solidaridad.
3 Acción
Buscar los gestos de Jesús en el Evangelio, cuando tuvo compasión o manifestó su misericordia. Cada uno del grupo o de la clase elige un gesto y prepara unas frases en una media hoja de papel. Luego la coloca en un mural a la vista de todos
4. Participación
Se tiene una mesa redonda o debate en torno a cuál de las hojas expuesta, con el gesto selecto propuesto como mejor, se ajusta más a la idea que late en la alabanza que Jesús dirigió a la viuda que puso su pequeña moneda en el templo
5. Interiorización
Luego de haber llegado a un acuerdo, se eleva a Dios una plegaria iniciada por el catequista o profesor pidiendo a Dios un corazón compasivo. Importante es que la plegaria vaya en conformidad con los gestos evangélicos recopilados y convertidos en objeto de reflexión y comparación
4. Ejercicios para realizar con los catequizandos
Para pequeños
Sobre la imagen que se adjunto aquí , se pueden escribir frases que sugiere. Y se invita a los niños a poner en las manos que se extienden hacia ellos cosas que les hagan bien: comida, libros, una entrada para ir a una escuela, vestido, catequesis, amigos… Los niños deben decir lo que entra en sus intereses y en su vida. El educador debe orientar la reflexión a presentar todo lo bueno que hay en la vida como un don de Dios
Para medianos
Buscar textos que hablen de la compasión y de la misericordia en el Evangelio. Construir con ellos una pirámide poniendo abajo los que más directamente hacen pensar en los hombres necesitados y en la cumple los que más insinúan que son gestos de amor a Dios. Cada alumnos o miembro del grupo puede buscar y presentar dos o tres y explicarlos
Luego se dice como los podemos llevar a nuestra vida. Se fabrica un programa práctico de realización.
Para mayores
Buscar los gestos de compasión en los profetas. Cada gesto profético se busca alguna referencia o acercamiento a alguna enseñanza de Jesús. Se prepara cada uno su gesto y lo convierte en un plan de vida para una semana. Si es posible, al fin de la semana se da cuenta de si se ha cumplido o se ha olvidado.
Es mejor que cada uno busque uno y lo proyecta a la práctica que resulte capaz de aludir a varios si luego le resbala las conclusiones
Vocabulario Interesante Limosna. Compasión. Misericordia. Ayuda. Solidaridad. Dádiva. Don. Beneficio. Auxilio. Socorro. Donativo. Pobreza. Miseria. Escasez.
Libros interesantes pueden ser
Compasión . Katerina. Lechmanova. Salamanca, Sígueme . 2005
Compasión. Julie Garwood. Barcelona. Ed. B S.A. 2005
Amor y compasión. Destellos de de sabiduría en los ángeles del amor. Elisabeth Clare Prophet. Madrid Protocia. 2002
Bienaventurados los misericordiosos: sufrimiento de los hombres y compasión de Dios. Madre Philippe. Madrid. Renovación carismática 2003
2 comentarios:
Les recomiendo este blog, sobre formación de monaguillos.
No sé quién lo hace pero está muy práctico.
Ups, me faltó la dirección:
http://guardianesdelaltar.blogspot.com/
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