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jueves, 20 de agosto de 2009

¿Y si Obama fuera africano?

Por Mia Couto, escritor mozambiqueño
Publicado por Odres Nuevos

Los africanos nos felicitamos por la victoria de Obama. Yo fui uno de ellos, después de una noche en sin dormir, de la irrealidad de la penumbra de la madrugada, las lágrimas me brotaron cuando él pronunció el discurso de vencedor. En ese mismo momento yo también era vencedor. La misma felicidad que me atravesó cuando Nelson Mandela fue liberado y el nuevo estadista sudafricano consolidaba un camino de dignificación de África.

La noche del 5 de noviembre el nuevo presidente norteamericano no era sólo un hombre que hablaba. Era la sofocada voz de esperanza que resurgía libre dentro de nosotros. Mi corazón había votado sin permiso; acostumbrado a pedir poco festejaba una victoria sin dimensiones. Al salir a la calle, mi ciudad se había desplazado a Chicago, negros y blancos respirando a la vez de una misma sorpresa feliz. Porque la victoria de Obama no ha sido de una raza sobre otra porque sin la participación masiva de los norteamericanos de todas las razas (incluido la mayoría blanca) los Estados Unidos no nos hubieran dado motivo para festejarlo.

Los días siguientes, fui cogiendo las reacciones eufóricas de los mas diversos rincones de nuestro continente. Personas anónimas, ciudadanos comunes querían testimoniar su felicidad. Al mismo tiempo fui tomando nota, con algunas reservas, de mensajes solidarios de dirigentes africanos. Casi todos llamaban a Obama “nuestro hermano”. Pensé: ¿estarán todos esos dirigentes siendo sinceros? ¿Será Barak Obama cercano a tanta gente políticamente tan diversa? Tengo dudas. Obcecados en ver los prejuicios en los otros no somos capaces de ver nuestros propios racismos y xenofobias. Obcecados en condenar a occidente, nos olvidamos de las lecciones que nos llegan del otro lado del mundo.

Fue entonces cuando llegó a mis manos el texto del escritor camerunés, Patrice Nganang, “Y si Obama fuese camerunés”. Las cuestiones que mi colega del Camerún planteaba me sugerían a su vez diversas preguntas formuladas alrededor de la siguiente hipótesis: ¿Y si Obama fuera africano y concurriera a la presidencia de un país africano? Estas son las cuestiones que me gustaría explorar en este texto.

¿Y si Obama fuera africano y candidato a una presidencia africana?

Si Obama fuera africano, su antecesor (un George Bush de las Áfricas) inventaría cambios en la constitución para prolongar su mandato mas allá de lo previsto, y nuestro Obama tendría que esperar unos años mas para volver a ser candidato. La espera podría ser larga si tomamos en cuenta algunos presidentes en el poder en África. 41 años en Gambia, 39 en Libia, 28 en Zimbabwe, 28 en Guinea Ecuatorial, 28 en Angola, 27 en Egipto, 26 en Camerún. A parte de estos hay una quincena de presidentes que gobiernan mas de 20 años consecutivos en el continente. Mugabe tendrá 90 años cuando termine su mandato para lo que ha tenido que imponerse al veredicto popular.

2.- Si Obama fuera africano, lo mas probable fuera que, siendo un candidato de un partido de la oposición no tendría espacio para hacer campaña. Harían como, por ejemplo, en Zimbawe o en Camerún. Sería agredido físicamente, sería detenido consecutivamente y se le retiraría el pasaporte. Los Bush de África no toleran opositores, no toleran la democracia.

3.- Si Obama fuera africano no sería ni siquiera elegido en gran parte de los países porque las elites del poder inventarían leyes restrictivas que cierran las puertas de la presidencia a hijos de extranjeros y a descendientes de emigrantes. El nacionalista zambiano Kenneth Kaunda está siendo cuestionado en su propio país por ser hijo de malawianos. Convenientemente “descubrieron” que el hombre que condujo a Zambia a su independencia y gobernó mas de 25 años era, finalmente, hijo de malawianos y durante todo ese tiempo gobernó “ilegalmente”. Preso por supuestas intenciones golpistas, nuestro Kenneth Kaunda (que da nombre a una de las mas nobles avenidas de Maputo) tendrá prohibido hacer política y así el régimen vigente se verá libre de un opositor.

4.-Seamos claros, Obama es un negro de Estados Unidos. En África él es un mulato. Si Obama fuera africano, vería su raza lanzada contra él mismo. No porque el color de su piel fuera importante para los pueblos que esperan ver a sus líderes competentes desarrollando un trabajo serio, pero las elites predadoras harían campaña contra alguien que designarían como “no auténtico africano”. El mismo hermano negro que hoy es saludado como nuevo presidente norteamericano sería vilipendiado en casa como un representante de los “otros”, de otra raza, de otra bandera (¿o de ninguna bandera?).

5.- Si fuera africano, nuestro “hermano” tendría que dar muchas explicaciones a los moralistas cuando pensase en incluir en el discurso de agradecimiento el apoyo recibido por los homosexuales. Pecado mortal para los abogados de la llamada “pureza africana”. Para estos moralistas tantas veces en el poder, tantas veces con poder: la homosexualidad es un inaceptable vicio moral que es ajeno a África y los africanos.

6.- Si ganara las elecciones, Obama tendría probablemente que sentarse a la mesa de negociaciones y repartir el poder con el derrotado en un proceso negociador degradante que muestra como, en ciertos países africanos, el perdedor puede negociar aquello que parece sagrado- la voluntad del pueblo expresada en el voto. A esta altura estaría Barak Obama sentado en una mesa con un Bush cualquiera en infinitas rondas negociadoras con mediadores africanos que nos enseñan que nos debemos contentar con las migajas de los procesos electorales que no corren a favor de los dictadores.

Inconclusas conclusiones.

Queda claro: existen excepciones de este cuadro general. Sabemos todos de que excepciones estamos hablando y nosotros mismos, los mozambiqueños, fuimos capaces de construir una de esas condiciones aparte.

Queda igualmente claro: todas estas trabas a un Obama africano no serían impuestas por el pueblo, sino por los dueños del poder, por elites que convierten a los gobiernos en fuentes de enriquecimiento sin escrúpulos.

La verdad es que Obama no es africano. La verdad es que los africanos- las personas simples y los trabajadores anónimos- festejaron con toda el alma la victoria americana de Obama. Pero no creo que los dictadores y corruptos de África tengan derecho de estar convidados a esta fiesta. Porque la alegría que millones de africanos experimentaron el día 5 de noviembre venía de que, lo que investían en Obama era exactamente lo opuesto de su propia experiencia con sus propios dirigentes. Por mucho que nos cueste admitirlo, apenas una minoría de estados africanos conocen o conocerán dirigentes preocupados con el bien público.

En el mismo día que Obama confirmaba su condición de vencedor, los noticiarios internacionales se abarrotaban de noticias terribles sobre África. En el mismo día de la victoria de la mayoría norteamericana, África continuaba siendo derrotada con guerras, mala gestión y ambición desmedida de políticos corruptos. Después de haber matado la democracia, esos políticos están matando la propia política. Queda la guerra en algún caso, en otros la resistencia o el cinismo.

Sólo hay un modo verdadero de celebrar a Obama en nuestros países africanos: es luchar para que mas banderas de esperanza puedan nacer aquí, en nuestro continente. Y luchar para que los Obamas africanos puedan también vencer. Y nosotros, africanos de todas las etnias y razas, venceremos con esos Obamas y celebraremos en nuestra casa aquello que ahora festejamos en casa ajena.

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WebJCP | Abril 2007