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martes, 19 de agosto de 2008

Evangelio Misionero del Día: Miercoles 20 de Agosto de 2008

Por CAMINO MISIONERO


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19, 30-20, 16

Jesús dijo a sus discípulos:

Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros. Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: «Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo». Y ellos fueron.
Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: «¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?» Ellos les respondieron: «Nadie nos ha contratado». Entonces les dijo: «Vayan también ustedes a mi viña».
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: «Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros».
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: «Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada».
El propietario respondió a uno de ellos: «Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?»
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.

Compartiendo la Palabra

Queridos Amigos hoy Jesús a través del evangelio propuesto por la liturgia, nos vuelve a hablar por medio de una parábola, y aunque pareciera de fácil entendimiento a primera lectura, debemos extraer el mensaje complejo y contradictorio a nuestros ojos humanos.
El Maestro viene a instaurar una lógica nueva, distinta a la que comúnmente seguimos usando, es la lógica del Reino, la que sólo se puede interpretar en clave de Amor.

Varios puntos se desprenden del evangelio:
- Dios llama a todos.
- Ofrece su Reino por igual.
- Distribuye las tareas de acuerdo a las posibilidades de cada uno.
- Compartir es lo cristiano, no competir y trabajar por ganar más.
- Humildad y servicio, es lo que agrada al Señor

Como vemos, esta parábola es muy rica en la enseñanza que nos deja Jesús, acerca del Reino de su Padre. Nos está contando como las comunidades cristianas debemos organizarnos para trabajar en su nombre. Comunidad en la que no hay "primeros llegados" que tengan derechos por sobre el resto, sino que nos deja en igualdad de condiciones a todos, incluso poniendo un especial énfasis sobre aquellos hermanos a quienes "todavía nadie los ha contratado". La paga es una sola: El Reino de Dios. No puede haber más que ese tesoro inabarcable, aunque muchas veces no lo entendemos y pensamos que por ser obispo, sacerdote o coordinador de un movimiento vamos a recibir más que nuestros hermanos.

Comencemos nuestra oración invocando la Presencia del Señor, para que ilumine nuestros corazones y nos muestre la luz de su Evangelio:
"Señor en este día quiero dejar todo cuanto tengo para ponerme a tu disposición, te ruego que vengas a mi vida y me muestres tu Plan de Salvación para mi pobre alma, te pido también ánimo y fuerza para llevar a cabo lo que me pidas, y mucha alegría para contagiarla a mis hermanos".

Puntos para la Oración

EL VALOR DEL TRABAJO. Si alguno de ustedes tuvo (o tiene) que buscar un trabajo para sustentarse y abastecer a sus seres queridos, es seguro que entenderán lo que aquí les quiero transmitir. Es interminable el peregrinar de ilusiones rotas, de puertas cerradas, de caras amargas, de largas filas, de vanas promesas y muchas lágrimas... cuando se anhela encontrar un trabajo que nos devuelva la dignidad y la oportunidad de ser útiles en la vida. Pero todo parece que a medida que pasa el tiempo, se hace cuesta arriba. Hasta que por fin encontramos ese anhelado empleo, cuando escuchamos "el puesto es suyo", parecemos tocar el cielo con las manos.
Bueno, con las cosas de Dios pasa más o menos igual, según Jesús. Andamos buscando donde no hay, recurrimos a personas que nos rechazan, nos ilusionamos con fantasías, etc., pero aquí es nada menos que Dios el que nos va a buscar a nuestras casas, a los lugares que frecuentamos para ofrecernos la posibilidad de ganarnos nuestra dignidad de ser sus hijos y prepararnos para vivir en su Casa.
Hoy el Señor te está buscando para que vayas a trabajar con Él. ¿Aceptas su propuesta? o ¿Te quedas esperando que te "salga algo mejor"?

ESTAMOS ESPERANDO A QUE VENGAN. Si realmente piensas que eres cristiano, no de los que figuran en las listas de bautizados, sino de aquellos que hacen todos los días la opción por seguirlo a Cristo, esta afirmación de nuestros hermanos que no están dentro de la comunidad, debe ser inquietante y motor de nuestro trabajo de cada día.
Miremos en nuestro barrio, en la facultad, en la oficina, en la parroquia o en el destino de misión. ¿Estamos yendo a aquellos hermanos que están esperando conocer a Dios? o ¿Sólo nos quedamos con la "gente de la iglesia"?
Oremos al Señor para que nos muestre donde está nuestra verdadera misión y quienes son esos hermanos que debemos llevar hasta la viña del Señor.

UN AMOR INFINITO. La parábola nos refiere al escándalo que provoca el dueño de la viña cuando decide pagar por igual a todos, a pesar que no trabajaron la misma cantidad.
En primer lugar debemos aprender a que no nos compete a nosotros emitir juicios, por que es Dios es el que juzga, y lo hará en su debido momento.
Por otro lado nuestros parámetros de medición humanos siempre apuntan a la cantidad o la calidad (más o menos standarizados), pero no podemos medir lo que hay en el corazón, la intencionalidad, el afán, el amor, la pasión con la que se realiza el trabajo. Dios si. Y eso es lo que le importa: nuestra motivación y amor en hacerlo, más allá de los resultados. Y a pesar de eso, ofrece a todos por igual el Cielo Prometido, al que llega primero y al que llega último.
Pidamos en nuestra oración cultivar el amor a semejanza del Amor del Padre, para darnos a todos por igual, sin importar lo que el mundo nos dicte hacer.

Imagen para contemplar

Estás sólo parado en algún atardecer de tu vida y el Señor se te acerca para proponerte un trabajo.
¿Que es lo que te ofrece? ¿Aceptas? ¿A donde te lleva?

Conclusión

Demos gracias por tener un Dios tan infinitamente misericordioso y generoso con nosotros, que a pesar de nuestros vaivenes, siempre nos llama y nos invita a compartir la Felicidad eterna en su Reino.

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo. Amén.

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WebJCP | Abril 2007